El Balance entre Mostrar y Contar

Por 14/03/2024 Comunicación, Literatura
Si eres un contador de historias principiante, es posible que hayas escuchado el consejo ¨es mejor mostrar que contar¨.
La distinción entre mostrar y contar es una herramienta narrativa que los escritores utilizan para transmitir la historia de manera efectiva. Mostrar implica presentar escenas vívidas y detalladas que permiten al lector experimentar los eventos como si estuvieran sucediendo frente a ellos, mientras que contar invita a resumir o explicar los eventos de manera más directa, con más atención en la trama.
Como referencia, examinemos una misma historia desde los dos puntos de vista. Primero, veamos una historia más ¨mostrada¨ que contada:
El sol se filtraba a través de las cortinas, tiñendo la habitación con tonos dorados. El aire estaba lleno del aroma fresco de la mañana, y los pájaros cantaban alegremente afuera. María se despertó con un suspiro tranquilo, extendiendo los brazos y estirándose en la cama. Su mirada se posó en la fotografía enmarcada en la mesita de noche: una instantánea de ella y su abuelo, capturada en un día de verano hace muchos años. Recordaba la calidez del sol en su piel y la risa contagiosa de su abuelo mientras jugaban en el jardín.
Al levantarse de la cama, sus pies tocaron la alfombra suave y mullida. Caminó hacia la ventana y apartó las cortinas, dejando que la luz del sol inundara la habitación. Observó cómo las hojas de los árboles se mecían suavemente con la brisa matutina, y una sonrisa se dibujó en sus labios al recordar todas las aventuras que había vivido en ese jardín junto a su abuelo. Decidió que hoy sería un buen día para visitarlo.
En cambio, si nos enfocáramos simplemente en contar la historia, quedaría mucho más resumida:
María se despertó con un suspiro, estirándose perezosamente en la cama. Recordó la fotografía en la mesita de noche: ella y su abuelo, felices en el jardín.
Se levantó y caminó hacia la ventana, apartando las cortinas para dejar entrar la luz. Observó cómo las hojas de los árboles se movían con la brisa matutina. Sonrió al recordar las aventuras que había vivido en ese jardín junto a su abuelo y decidió que hoy sería un buen día para visitarlo.
Para mostrar, los escritores pueden apoyarse en el diálogo, las acciones o reacciones entre personajes, y la descripción de las escenas de la historia que facilitan que el lector pueda imaginárselas como si las estuviera viendo en una película o en una fotografía.
Por otro lado, contar supone hacer uso de información de contexto de lo que está aconteciendo en la historia, de explicaciones, comentarios o definiciones que clarifican la acción, o de describir pensamientos o emociones específicas de los personajes involucrados.
Entonces, ¿por qué se brinda ese consejo de favorecer el mostrar a los escritores noveles? Tal vez porque es el arte más difícil de desarrollar, y el que puede ayudar a crear más emoción a la historia. Pero en realidad, la cuestión de si un escritor debe mostrar más que contar es una cuestión de estilo y de preferencia personal.
Algunos optan por mostrar más para permitir que los lectores se sumerjan completamente en la historia y en los personajes, mientras que otros pueden preferir contar más para avanzar rápidamente en la trama o transmitir ideas y reflexiones de manera más directa.
Ejemplos de escritores famosos que son conocidos por mostrar más que contar en sus obras incluyen a Ernest Hemingway y Gabriel García Márquez. Hemingway es famoso por mostrar imágenes vívidas y detalladas en lugar de explicar directamente las emociones o los pensamientos de los personajes. Un ejemplo de esto se puede encontrar en su novela «El viejo y el mar», donde utiliza la descripción detallada del paisaje marino para transmitir el estado emocional del protagonista.
García Márquez, por su lado, es conocido por su realismo mágico, que a menudo muestra escenas surrealistas y fantásticas de manera vívida y detallada. En «Cien años de soledad», por ejemplo, utiliza la descripción detallada de eventos extraordinarios para explorar temas universales como el amor, la muerte y la soledad.
Y en el apartado de escritores que tienden a contar más que mostrar en sus obras se encuentra León Tolstoi, que en obras como ¨Guerra y paz¨ y ¨Anna Karenina¨ utiliza largas descripciones y reflexiones filosóficas para explorar temas como la moralidad, la sociedad y la condición humana.
Charles Dickens también es célebre por sus extensas narraciones en las que describe con detalle los entornos y las circunstancias sociales de sus historias, así como los pensamientos y emociones de personajes en libros como ¨Oliver Twist¨ y ¨Grandes Esperanzas¨.

Buscando el Punto de Equilibrio

Si bien la elección de mostrar o contar depende en gran medida del estilo individual del escritor, así como de los objetivos y la temática de la obra en cuestión, mi sugerencia es la de encontrar un balance entre los dos, de forma que no aburramos al lector con demasiados detalles o diálogos que no avanzan la historia, ni tampoco contemos la historia de una forma tan directa que no cree ningún suspense o emoción en nuestro lector.
Volviendo a la historia de María y su abuelo, ese equilibrio podría verse reflejado de esta forma:
María se despertó con un suspiro tranquilo, su habitación inundada por la suave luz matutina. Su vista se detuvo en una fotografía enmarcada en su mesita de noche que capturaba un momento especial: ella y su abuelo sonrientes posaban ante la cámara en el jardín de su infancia. Recordaba la sensación del sol cálido en su piel y la risa contagiosa de su abuelo mientras jugaban entre las flores.
María se levantó de la cama con determinación y caminó hacia la ventana, apartando las cortinas con un gesto suave. La brisa matutina acariciaba su rostro mientras observaba cómo las hojas de los árboles bailaban al ritmo del viento. El jardín que una vez fue su refugio estaba ahora desierto, pero cada rincón estaba impregnado de recuerdos compartidos con su abuelo. Decidió que hoy era el día perfecto para visitarlo.
En última instancia, lo más importante es que la narración sea efectiva y resuene con los lectores, independientemente de la cantidad de mostrar o contar que se utilice.

Te Recomendamos

Historias Entre la Imaginación y la Realidad

Por 31/01/2024 Cine & TV, Comunicación
¿Qué ocurrió en realidad y qué fue fruto de la imaginación? Esta pregunta me asaltó hasta el final de Todos Somos Extraños (All of Us Strangers), la fascinante nueva película del director británico Andrew Haigh. El protagonista de esta fantasía romántica es Adam, un escritor que comienza a explorar en su trabajo las conversaciones que podría haber tenido de adulto con sus padres, y que nunca llegó a tener porque fallecieron en un accidente de tráfico cuando era niño. A la vez que mantiene estas conversaciones imaginarias con sus padres, Adam comenzará una relación sentimental con Harry, uno de los vecinos de su edificio.
Esta excepcional historia funciona por la tensión narrativa que crea entre los planos real e imaginario, una tensión que el espectador no logrará completamente descifrar hasta el final.
Así, mezclar elementos irreales con situaciones o contextos reales es una técnica que puede generar narrativas fascinantes y desafiar nuestra percepción de la realidad. No es una técnica fácil ya que, en manos inexpertas, puede causar confusión y frustración en nuestro público, sobre todo si nunca queda claro qué pasó de verdad en la historia y qué fue imaginado. Pero cuando se usa con inteligencia, puede crear una tensión narrativa envolvente y original.
Existen muchas maneras de crear historias entre la imaginación y la realidad. A modo de referencia, comparto algunos ejemplos que te permitirán usar esta técnica narrativa con éxito.

Cinco Tipo de Historias Entre el Sueño y el Suelo

1. El pasaje onírico. Muchas historias intercalan a lo largo de su narrativa episodios oníricos: sueños y pesadillas que ponen de manifiesto aspectos psicológicos, emocionales o simbólicos de los personajes y la trama. En estos pasajes, la realidad puede volverse borrosa, surrealista, simbólica o ilógica, reflejando la naturaleza no lineal y a menudo desconcertante de los sueños. A modo de ejemplo, la novela «El túnel», de Ernesto Sábato, presenta un pasaje onírico en el que el protagonista, Juan Pablo Castel, experimenta visiones y estados mentales confusos mientras enfrenta sus propias angustias y obsesiones.
2. El realismo mágico. Este estilo literario mezcla elementos realistas con elementos mágicos o fantásticos de forma que parece completamente natural y cotidiana para los personajes y el mundo narrativo. A menudo, el realismo mágico se caracteriza por la representación de lo extraordinario como algo común, sin que los personajes o el narrador reaccionen de manera sorprendida ante eventos mágicos o fantásticos.
Tal vez sea «Cien años de soledad» de Gabriel García Márquez, la referencia clave del realismo mágico. García Márquez narra la historia de la familia Buendía en el pueblo ficticio de Macondo, donde suceden eventos extraordinarios como levitaciones, lluvias de flores amarillas y personajes que viven durante siglos. El realismo mágico se entrelaza con la vida cotidiana de los personajes, creando un mundo donde lo extraordinario es tratado con naturalidad.
3. La fábula moderna. Las fábulas, en general, son historias cortas que utilizan animales, objetos inanimados o seres fantásticos como personajes antropomórficos para transmitir enseñanzas morales o lecciones de vida. Por ejemplo, en «Life of Pi», de Yann Martel, Pi Patel es un joven indio que sobrevive a un naufragio en un bote salvavidas junto con un tigre de Bengala llamado Richard Parker. La relación de Pi con el imaginado Richard Parker simboliza la lucha interna del individuo y la coexistencia de las facetas más salvajes y civilizadas de la personalidad.
4. La metaficción. Este recurso narrativo destaca la naturaleza ficticia de la obra en sí misma. Esto puede expresarse a través de la autoconciencia de los personajes sobre su existencia en una obra ficticia, la intervención del autor en la narrativa o la incorporación deliberada de elementos que desafían las convenciones narrativas.
Por ejemplo, en «Las mil y una noches», la narradora, Scherezade, cuenta historias dentro de historias para mantener su propia vida. La estructura en capas y la autoconciencia narrativa son elementos metaficticios. Otro ejemplo es «Adaptation», la película dirigida por Spike Jonze y escrita por Charlie Kaufman en la que la trama sigue al guionista Charlie Kaufman mientras intenta adaptar un libro para el cine. La película juega con la narrativa y se vuelve cada vez más autoconsciente, incluyendo a Kaufman como personaje en su propia historia.
5. La distopía. Este subgénero literario y cinematográfico de historias entre la imaginación y la realidad describe sociedades futuras en las que las condiciones de vida son extremadamente opresivas, indeseables o incluso totalitarias. A menudo, estos mundos imaginarios comentan sobre aspectos de la realidad política y social, y presentan características extremas que han llevado a la decadencia de la humanidad. Las distopías contrastan con las utopías, que representan sociedades idealizadas y perfectas.
La novela distópica por antonomasia es «1984» de George Orwell. Esta historia describe un futuro sombrío en el que un estado totalitario, liderado por el partido y su líder, Big Brother, controla cada aspecto de la vida de las personas, incluido el pensamiento y la memoria.«El cuento de la criada» («The Handmaid’s Tale») de Margaret Atwood es otro ejemplo de un futuro distópico en la República de Gilead, donde las mujeres fértiles son tratadas como propiedad del estado y utilizadas para procrear.
Historias entre la imaginación y la realidad como Todos Somos Extraños permiten a sus personajes centrales tener un arco más complejo y desarrollarse de una manera única. Te invito a que explores esta difícil técnica para cautivar, inspirar y ofrecer una experiencia narrativa rica, profunda y original en tus historias.

Te Recomendamos

Historias con Significado

Por 18/01/2024 Cine & TV, Comunicación
Una de las tareas más difíciles para los creadores de historias de ficción es la de revestir de significado a sus narrativas. ¿Qué temas pueden subyacer de manera velada bajo la trama y los personajes? ¿Cómo crear profundidad sin alienar ni insultar la inteligencia de la audiencia?
Tomo como ejemplo una bella película italiana del año pasado, titulada Los Limones de Invierno (I limoni d’inverno). Los protagonistas son Pietro Lorenzi (Christian De Sica), un profesor ya jubilado que ahora se dedica a la escritura, y Eleonora (Teresa Saponangelo), una mujer que vive a la sombra de su esposo Luca (Max Malatesta), un fotógrafo exitoso. Pietro y Eleonora son vecinos y se conocen cuando salen a cuidar las plantas en sus respectivas terrazas.
 A primera vista, Los Limones de Invierno es una historia de amistad, pero esta película esconde temas más incisivos bajo la superficie. Mientras Pietro se refugia en sus recuerdos, Eleonora vive olvidando, y el encuentro entre ellos será revelador en sus vidas. Pietro tendrá que perder el miedo a olvidar, a medida que su Alzheimer´s avanza, y Eleonora, en cambio, tendrá que afrontar los recuerdos del pasado, para poder avanzar en su vida. Así, la película se convierte en una reflexión sobre la memoria y la resilencia, bajo el caparazón de una historia de amistad.

Siete Técnicas para Conferir Significado

Revestir tus historias de significado implica dotarlas de profundidad, propósito y mensajes que resuenen con los lectores. Aquí tienes algunas sugerencias para lograrlo:
1. Identifica temas universales. Busca temas y conceptos que tengan relevancia universal. Como hemos recomendado en este blog, explora aspectos de la condición humana que puedan conectar con un amplio rango de lectores, como el amor, la pérdida, la soledad o el paso del tiempo. Pietro intenta celebrar sus recuerdos ante la amenaza de una enfermedad que se los va a arrebatar, mientras que Eleonora redescubre su amor por la pintura para afrontar el dolor de la muerte de su hija. Los dos batallan con el recuerdo y la memoria de forma distinta: Pietro para vivir el presente y Eleonora para reconciliarse con el pasado.
2. Desarrolla personajes complejos. Crea personajes multidimensionales con motivaciones, conflictos internos y evoluciones a lo largo de la historia. Los lectores se conectan más profundamente con personajes que enfrentan desafíos y crecen a lo largo del relato. Pietro, aunque no lo desee realmente, sabe que tendrá que cortar el contacto con Eleonora para llevar con dignidad su enfermedad, mientras que Eleonora tendrá que separarse de su marido para reencontrarse consigo misma y paliar el dolor de la pérdida de su hija.
3. Utiliza simbolismos y metáforas. Introduce elementos simbólicos y metáforas que añadan capas de significado a tu historia. Estos pueden ser objetos, lugares o situaciones que representen conceptos más amplios y profundos. Los limones que Eleonora descubre en la terraza de Pietro al final de la historia son símbolo de que, ante la adversidad del invierno, la vida sigue su camino y brinda sus frutos.
4. Incorpora arcos narrativos significativos. Asegúrate de que tus personajes experimenten un crecimiento o cambio significativo a lo largo de la historia. Esto no solo proporciona una narrativa más rica, sino que también puede transmitir mensajes más profundos. En el caso que analizamos, la vida de Pietro se ve enriquecida por las relaciones distintas que mantiene con su hermano y con el dueño del bar de su barrio, mientras que Eleonora se irá distanciando poco a poco de su esposo a medida que reconecta con sus recuerdos y verdaderos sentimientos.
5. Fomenta la empatía. Haz que tus lectores se conecten emocionalmente con tus personajes, incluso aquellos que son diferentes a ellos. Fomentar la empatía hacia personajes diversos puede llevar a una comprensión más profunda de diversas perspectivas.
6. Utiliza el simbolismo del color y la ambientación. Aprovecha el simbolismo del color y la ambientación para transmitir significados adicionales. Por ejemplo, ciertos colores o entornos pueden asociarse con emociones o conceptos específicos. Por ejemplo, la relación de Pietro y Eleanora, al comienzo, se desarrolla en ambientes cálidos y soleados, y no es hasta el final de la película, cuando Pietro ya ha desarrollado su enfermedad, que el ambiente es frío y más oscuro.
7. Ofrece espacio para la interpretación. No reveles todo de manera explícita. Deja espacio para que los lectores interpreten la historia y descubran significados por sí mismos. La ambigüedad controlada puede generar reflexión y debate. El otro extremo tampoco es recomendable: no dejes espacio a tanta interpretación que el resultado sea desinterés o alienación por parte de la audiencia.
Recuerda que no todas las historias deben tener un significado profundo o moral. Algunas historias tienen un valor propio simplemente por su capacidad de entretener o de hacernos escapar de la realidad. Además, el significado de una historia puede ser subjetivo, y diferentes lectores pueden interpretarla de diversas maneras. Como autor, enfócate en crear una experiencia rica y significativa que brinde la oportunidad de reflexionar sobre la vida, las decisiones y las experiencias. El resto, quedará en la imaginación de tu audiencia.

Te Recomendamos

Cómo Incorporar Buenos Diálogos en Historias

Por 08/11/2023 Comunicación
Hay una escena hacia el final de la película Cadena Perpetua (1994) que siempre recuerdo por la efectividad de su diálogo. Ellis Boyd Redding, el personaje interpretado por Morgan Freeman, tiene una entrevista crucial para determinar su posible libertad de prisión.

—  Su ficha dice que ha cumplido 40 años de su cadena perpetua. ¿Se siente rehabilitado?

— ¿Rehabilitado? Bueno, veamos. No tengo idea de lo que significa.

— Significa poder reincorporarse…

— Sé lo que para ti significa, hijo. Para mí es sólo una frase hueca, inventada por políticos… Para que jóvenes como tú vistan traje y corbata y tengan un empleo. ¿Qué es lo que quieres saber? ¿Si estoy arrepentido?

— Bueno, ¿lo está?

— No hay día que no lo lamente. No porque esté aquí, o porque creas que debo. Pienso en lo que era antes. Un chico estúpido que cometió ese terrible crimen. Quiero hablarle. Quiero hacerle entrar en razón. Contarle cómo es todo. Pero no puedo. Ese chico ya no existe, y este viejo es lo que queda. Debo vivir con eso. ¿Rehabilitado? Porquería de palabra.

Esbozar diálogos interesantes que no suenen como un intercambio artificial es, a mi parecer, uno de los aspectos más difíciles de perfeccionar como creador de historias. Para muchos autores, es incluso complicado determinar cuándo el diálogo debería imperar sobre la narrativa, y qué ideas debería expresar.
Como punto de partida, un buen diálogo nunca debería brindar información factual sobre una historia, como la descripción de personas, lugares u objetos. También es recomendable evitar diálogos “vacíos” en los que los personajes intercambian información sin brindarnos algún tipo de conocimiento sobre ellos. Cuando dudes, es mejor que acudas siempre a la narrativa.
Así, piensa en los diálogos como momentos en los que se dramatiza la relación entre personajes para ganar conocimiento sobre su personalidad, sentimientos o motivaciones. Y para evitar ser demasiado obvios, los mejores diálogos brindan esta información de manera velada, como subtexto.
En el caso del diálogo de Cadena Perpetua, no solamente revela algo profundo sobre la personalidad de Ellis, sino que además avanza la acción (Elis consigue convencer al panel de que ha llegado el momento de ponerle en libertad).

Cinco Consejos para Brillar con tus Diálogos

Si quieres escribir mejores diálogos, pon en práctica los siguientes consejos de Alice Laplante, autora de “The making of a story”:
1. El diálogo se matiza con gestos. Incluir gestos en diálogos es importante porque mejora la caracterización de los personajes, agrega profundidad a sus interacciones y facilita la comprensión y la conexión emocional con la historia.
 En la vida real, la comunicación no verbal que incluye gestos es una parte significativa de la forma en que las personas se entienden mutuamente. Al incluir gestos en los diálogos, puedes enriquecer la comunicación y hacer que las conversaciones en tu historia se sientan más auténticas y realistas. Por ejemplo, un personaje que se muerde las uñas puede mostrar ansiedad o nerviosismo, mientras que uno que se cruza de brazos puede parecer más reservado o a la defensiva.
Además, los gestos son una herramienta poderosa para transmitir el subtexto de un diálogo. En lugar de utilizar diálogos para explicar los pensamientos y emociones de los personajes, los gestos pueden permitirte mostrar esto de manera más sutil y efectiva.
2. El diálogo como enfrentamiento verbal. Muchos de los diálogos más memorables son aquellos que establecen conflicto o desacuerdo entre los personajes. En este blog, por ejemplo, resaltamos esta característica en el diálogo de la película “Historia de un Matrimonio”. Así, a medida que los personajes intercambian palabras cargadas de tensión, desacuerdo o incluso hostilidad, el conflicto se vuelve más evidente y emocionante.
Los diálogos, además de ser un medio para ilustrar el desarrollo de un conflicto, pueden ser el medio a través del cual se alcanza su resolución y se muestra la evolución de los personajes. Pueden permitir que los personajes expresen sus emociones, frustraciones y deseos reprimidos, y también pueden evocar una respuesta emocional en los lectores, haciéndolos sentir más conectados con la historia. Los enfrentamientos pueden llevar a momentos de revelación, perdón, reconciliación o incluso a un cambio fundamental en la relación entre los personajes.
 3. El silencio es parte del diálogo. En la vida real, el silencio puede aportar significado a una conversación (p. ej. el que calla, otorga), por lo que no debes olvidarte de este golpe de efecto a la hora de escribir un diálogo. Para integrarlo, puedes simplemente mencionarlo en tu narrativa (p.ej. “Reinó el silencio por un momento”) o ser más sutil interrumpiendo el diálogo con narrativa que refleje lo que ocurre durante ese silencio, como una reflexión, un recuerdo, o un pensamiento privado de uno de los personajes.
 4. El diálogo no siempre es gramaticalmente correcto. El diálogo de nuestras historias sonará más auténtico y natural cuando los personajes conversan como lo hacen en la vida real, sin prestar atención a frases con una gramática perfecta. Sin embargo, es importante recordar que esto debe hacerse de manera cuidadosa y consciente, ya que un exceso de errores gramaticales puede dificultar la comprensión y la lectura.
Cuando usas un tono y forma de hablar distintivos en tus diálogos, el lector te agradecerá que revistas de personalidad a tus personajes y los hagas más reconocibles. Por ejemplo, en «Las aventuras de Huckleberry Finn», Mark Twain usó un lenguaje no estándar y regional para los diálogos del joven Huck Finn, un niño sureño de escasa educación. Otro ejemplo es ¨La naranja mecánica¨ de Anthony Burgess, una novela que presenta un lenguaje llamado «Nadsat», una mezcla de inglés, ruso y jerga de la calle, que se utiliza para dar personalidad a los personajes y reflejar la violencia y la rebeldía de la historia.
5. Incluye el mundo sensorial en tus diálogos. Los sentidos son una parte fundamental de la experiencia humana, y al incorporar descripciones sensoriales en los diálogos, enriqueces la experiencia de lectura, creas una atmósfera envolvente, agregas realismo y profundidad a la historia, y mejoras la empatía del lector hacia los personajes.
Por ejemplo, en «Las uvas de la ira» de John Steinbeck, los diálogos entre los personajes a menudo incluyen descripciones sensoriales para transmitir la difícil vida de los trabajadores migrantes en California durante la Gran Depresión. Los personajes hablan de la sequedad del polvo, el calor del sol y el hambre que sienten, lo que contribuye a la atmósfera opresiva de la historia. Otro ejemplo es «Siddhartha» de Hermann Hesse, donde los personajes discuten temas filosóficos y espirituales, y a menudo se utilizan descripciones sensoriales para transmitir las experiencias de iluminación y el contacto con la naturaleza. Los diálogos a menudo incluyen referencias a sonidos, olores y sensaciones táctiles.
En resumen, la fluidez es esencial para incorporar diálogos de manera efectiva en nuestras historias. Los diálogos deben avanzar la historia y revelar conocimiento sobre los personajes, evitando diálogos ¨vacíos¨. La autenticidad es clave para que los diálogos se sientan creíbles, con un lenguaje y tono apropiados para el contexto y la época de la historia. Además, la utilización de gestos, silencios, y elementos del mundo sensorial puede enriquecer los diálogos, añadiendo capas de significado a las interacciones entre los personajes. Finalmente, el equilibrio entre diálogos y narración es crucial, asegurando que ambos elementos trabajen en conjunto para construir una narrativa cohesiva y envolvente.

Te Recomendamos

Cómo Abrir el Telón de una Buena Historia

Por 02/11/2023 Comunicación
Una de las historia con mejor inicio es “El Año del Pensamiento Mágico¨ de Joan Didion. En este ensayo, Didion recuerda cómo su mundo convulsionó con el fallecimiento repentino de su marido y el descubrimiento de una grave enfermedad de su hija.
La historia es sobrecogedora, y Didion logra captar nuestra atención desde las primeras líneas: “La vida cambia rápidamente. La vida cambia en el instante. Te sientas a cenar y la vida tal y como la conoces termina. La cuestión de la autocompasión”.
El calado de una historia en el público depende, en gran medida, de su arranque. No hay una regla fija que establezca cuánto tiempo exacto es necesario para captar la atención de un espectador al comienzo de una historia, pero generalmente los primeros minutos en historias escritas, e incluso los primeros segundos en historias orales, son críticos para atraer el interés de nuestra audiencia.

Cuatro Formas de Arrancar con Éxito

Entonces, ¿cómo podemos abrir el telón de una buena historia? Las siguientes características tienen como denominador común la eficacia – recuerda que siempre debemos incluir información contextual de nuestra historia que sea breve y concisa, como premisa al detonante de la historia.
1. Creando expectativa en el lector. No hay historia más contundente que aquella que despierta nuestro interés desde el arranque y crea inquietud de lo que pueda suceder después. Así, nuestro arranque será particularmente impactante cuando nos mantenga al borde del asiento. Por ejemplo, «Cien años de soledad» de Gabriel García Márquez, comienza con la famosa frase «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo». Esta línea inicial despierta la curiosidad del lector sobre el pasado de Buendía.
«1984» de George Orwell es otra historia con un arranque inquietante: «Era un día luminoso y frío de abril, y los relojes daban las trece. Winston Smith, con la barbilla pegada al pecho en un esfuerzo por escapar del vil viento, se deslizó rápidamente a través de las puertas de vidrio de Victory Mansions, aunque no lo suficientemente rápido como para evitar que un remolino de polvo arenoso entrara junto con él. ¨ El lector así entra en el ambiente inhóspito de una sociedad totalitaria.
2. Estableciendo el tono de la historia. Las primeras líneas de una buena historia deben marcar el tono general del resto del relato. Algunos ejemplos de tono incluyen la ironía, el realismo, la fantasía, o el humor. Una de las historias que logran impregnar de un claro sentimiento a su arranque es «Lolita» de Vladimir Nabokov. La novela comienza con la famosa frase: «Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas». Este inicio provocativo y polémico establece inmediatamente el tono erótico y perturbador de la novela.
Otra obra maestra con un tono claro desde el inicio es «La carretera» de Cormac McCarthy. La novela comienza con la frase: «Cuando él despertó, el cielo estaba lleno de ceniza y él no tenía idea de cuánto tiempo había pasado». Esta primera línea establece de inmediato un tono desolador y postapocalíptico. El lector se encuentra en un mundo devastado por un evento catastrófico y se sumerge en la atmósfera de desesperación que persiste a lo largo de la historia, mientras un padre y su hijo luchan por sobrevivir en un mundo sin esperanza.
3. Adentrando al lector en el mundo de la historia. Muchas historias nos enganchan al ubicarnos inmediatamente en un entorno físico y tiempo concretos. Por ejemplo, «Las uvas de la ira» de John Steinbeck comienza con una descripción del paisaje de Oklahoma durante la Gran Depresión: «Para entender la historia completa, tienes que comenzar desde el principio». Steinbeck utiliza la ubicación y la época para contextualizar la difícil situación de los Joad, la familia protagonista, mientras se embarcan en un viaje hacia California en busca de una vida mejor.
Otro ejemplo es «Rebeca» de Daphne du Maurier. La novela comienza con la línea: «Anoche soñé que volvía a Manderley». A partir de esta primera oración, el narrador relata sus recuerdos y pensamientos sobre Manderley, una mansión en la costa de Cornualles en Inglaterra. La descripción de Manderley y su historia juega un papel fundamental en toda la novela, estableciendo un tono distintivo y creando una atmósfera de misterio y melancolía que se mantiene a lo largo de la historia.
4. Presentando al personaje principal. En algunos casos, las historias comienzan con reflexiones o descripciones del personaje que nos acompañará a lo largo del arco narrativo. «El retrato de Dorian Gray» de Oscar Wilde comienza con una descripción del protagonista, mientras posa para un retrato. La apertura presenta a Dorian como un joven atractivo y encantador cuya belleza es una característica central de su vida. El retrato mencionado en las primeras líneas jugará un papel crucial en el desarrollo de la trama, ya que Dorian hace un trato que tendrá consecuencias impactantes en su vida.
Otro ejemplo es «David Copperfield» de Charles Dickens. La novela comienza con la famosa línea: «Ya nací yo con un rostro afable. No puedo decir que era guapo ni feo, ni que era simpático ni antipático». El narrador, David Copperfield, inmediatamente presenta al lector una visión de sí mismo y su personalidad. A medida que la historia avanza, David Copperfield narra su vida, sus luchas y sus experiencias, y esta descripción inicial establece la perspectiva del protagonista y su evolución a lo largo de la novela.
Recuerda que no hay una única forma correcta de comenzar una historia, ya que depende del género, el estilo y la trama de tu obra. Experimenta y encuentra el enfoque que mejor se adapte a tu historia específica. Lo que sí debes tener en mente es que cualquier inicio es la promesa que haces al lector. Las primeras líneas deben prometer algo interesante o valioso que el lector obtendrá al continuar leyendo. En ese sentido, no reveles todo de inmediato – es bueno mantener cierta información en suspenso para mantener la intriga. Y evita los clichés: intenta ser creativo y original en tu enfoque. ¿Ya sabes cómo vas a abrir el telón de tu próxima historia?

Te Recomendamos

De la Idea Inicial a la Historia Final

Por 17/10/2023 Comunicación
¿Quieres plasmar una historia sobre el papel, pero necesitas guía sobre cómo desarrollarla?  ¿Cómo se puede llegar de la idea inicial a la historia final?
En este blog hemos explorado los tipos de estructura de una historia, el desarrollo de diálogos que funcionan o cómo crear personajes multidimensionales y creíbles. Pero poco hemos hablado sobre el proceso creativo, y cómo el bosquejo de una historia en nuestra cabeza puede desarrollarse hasta alcanzar una versión final.
La respuesta no es tan simple, ya que cada creativo sigue un proceso diferente que necesariamente no es lineal y que incluso puede variar con cada historia. Hay veces que un borrador avanzado, tras más de veinte revisiones, vuelve a reescribirse completamente, y otras veces que nos sentimos cómodos con nuestro borrador inicial y pasamos directamente a la fase de ¨copyediting¨.

Cuatro Fases para Completar tu Narrativa

Aún así, y de modo general, podemos identificar las siguientes cuatro fases en el desarrollo de una historia:
1. Descubrimiento y Generación. En esta etapa, una idea poco perfilada en nuestra mente se plasma en el papel como un primer borrador muy en crudo, donde ya se han esbozado un arranque, un arco narrativo y un final. Y contrario a lo que pueda parecer, no es siempre necesario arrancar este proceso de descubrimiento con una idea clara, sino que no saber qué escribir puede ser una ventaja creativa. Al explorar, creamos, y nos abrimos a ideas más originales e inesperadas.
A los escritores noveles se les aconseja que busquen inspiración en lo que conocen, porque podrán plasmar situaciones, emociones y personajes con más credibilidad que si se imaginan una historia en un ámbito completamente desconocido. Al contrario de lo que podamos pensar, una buena historia no siempre tiene que ser exótica o foránea; las mejores historias son aquellas en las que transformamos experiencias comunes y mundanas en extraordinarias, porque las impregnamos con nuestra voz y punto de vista.
Aldous Huxley nos recuerda que ¨es una cuestión de sensibilidad e intuición, de ver y escuchar lo significante, de prestar atención a los momentos adecuados, de entender y coordinar. La experiencia no es lo que le ocurre a un hombre, es lo que un hombre hace con lo que le ocurre.«
Así, no tengas miedo de enfrentarte al papel y de escribir ideas sueltas hasta que, entre pensamientos y garabatos, empieces a atar cabos y esboces un primer arco narrativo.
2. Revisión Creativa. En base a un primer borrador, comienza el proceso de reescribir y revisar tu historia, hasta que la premisa narrativa, los hitos de la trama y los personajes vayan tomando forma. Durante esta etapa de revisión, reformularemos frases, añadiremos detalles, y revisitaremos la historia en distintos momentos para asegurarnos que estamos cómodos con la forma que vaya tomando. En esta etapa, la historia va tomando forma hasta desarrollar  un tono, un estilo, y todos sus elementos narrativos.
 3. Crítica Constructiva. Cuando te sientas cómodo con la historia que has desarrollado, es momento de compartirla con personas que puedan brindarte una crítica constructiva desde una perspectiva externa. Sé selectivo y comparte tu historia con aquellas personas que, en tu opinión, tienen criterio para brindarte retroalimentación de valor. Si no cuentas con personas de confianza en tu entorno que puedan brindarte este apoyo, puedes recurrir a foros o talleres de escritores o storytellers donde puedas compartir tu historia de forma segura. Recuerda que esta fase de “prueba” de tu historia te permitirá perfeccionarla de cara a su posterior divulgación entre un público más amplio.
4. Copyediting o Edición de Copia. En esta última fase, previa a la publicación y divulgación de la historia, daremos una revisión al textro en términos gramaticales y sintácticos. Además, si nuestra historia incluye datos, revisaremos de nuevo su precisión y veracidad en esta etapa. Idealmente, contaremos con el apoyo de un editor profesional para realizar este tipo de revisiones de forma rigurosa, sobre todo en historias que van a ser publicadas.

¿Cuándo Estará Lista la Historia?

Una vez hayas completado estas fases a tu manera, puede que aún no te sientas seguro en dar la historia por terminada. Si bien es cierto que siempre hay espacio para más revisiones antes de completar una narrativa, en algún momento tendrás que tomar la decisión de poner el punto final.
Para ayudarte a encontrar ese momento de cierre, puedes evaluar la historia haciéndote las siguientes preguntas: ¿Son creíbles mis personajes, descripciones y diálogos? ¿Tiene mi historia la suficiente tensión y fluidez narrativas? ¿Funciona la trama? ¿Tiene mi historia un clímax y resolución claros? ¿Es mi narrativa rica y evocadora?
En la medida que la respuesta sea positiva a estas preguntas, estarás listo de compartir tu historia con el mundo. Y como dijo el novelista estadounidense Graham Greene, “Una historia no tiene principio ni fin: arbitrariamente uno elige ese momento de la experiencia desde el cual mirar hacia atrás o desde el cual mirar hacia adelante”.

Te Recomendamos

Antonio Muñoz Molina y su Canto a la Libertad

Por 10/10/2023 Literatura
Estoy leyendo No te Veré Morir, la última novela de Antonio Muñoz Molina (1956), uno de mis escritores contemporáneos favoritos. Con la trama de un reencuentro entre dos personas cuyo amor quedó truncado por el franquismo, Muñoz Molina explora temas recurrentes en su obra como la historia, la memoria, la identidad y el paso del tiempo.

«Si estoy aquí y estoy viéndote y hablando contigo, esto ha de ser un sueño», dijo Aristu, mirando a su alrededor con asombro, con gratitud, con incredulidad, con el miedo a que en cualquier momento se disipara todo, volviendo la mirada hacia Adriana Zuber, medio siglo después, hacia el color y la expresión inalterada de sus ojos, sorprendido de hasta qué punto, habiendo creído recordarlos siempre con exactitud, los había olvidado, los bellos ojos risueños entre grises y azules que ahora lo miraban a él igual que la última vez, en mayo de 1967, en otro siglo y en otro mundo y sin embargo en esta misma habitación, en la que desde el momento de entrar había descubierto que casi nada había cambiado,”

Tal vez una de las curiosidades de este nuevo libro es que el primer punto no aparece hasta la página 73, pero aparte de esta pirueta literaria, la obra destila la prosa detallada y reflexiva a la que Muñoz Molina nos tiene acostumbrados en sus obras más reconocidas como El invierno en Lisboa (1987), El jinete polaco (1991), Plenilunio (1997) o La noche de los tiempos (2009).
Muñoz Molina comenzó su carrera como escritor en la década de 1980. Publicó su primera novela, Beatus Ille, en 1986, que marcó el inicio de su reconocimiento como autor. Desde entonces, ha escrito numerosas novelas, ensayos y artículos periodísticos, que a menudo se caracterizan por su atención a los detalles históricos y culturales.

La Influencia Americana y la Ambientación Hipnótica

Como español resdiente en EE.UU. me he identificado siempre con la influencia de Estados Unidos en la obra de Antonio Muñoz Molina. El escritor fue Director del Instituto Cervantes en Nueva York, y ha enseñado escritura creativa en New York University.
Gabriel Aristu, el protagonista de No te Veré Morir, vivió el exilio en Estados Unidos. En Plenilunio, el personaje principal, Germán, es un escritor obsesionado con la cultura popular estadounidense, y Muñoz Molina incorpora elementos en la novela del cine negro y del jazz.

“De día y de noche iba por la ciudad buscando una mirada. Vivía nada más que para esa tarea, aunque intentara hacer otras cosas o fingiera que las hacía, sólo miraba, espiaba los ojos de la gente, las caras de los desconocidos, de los camareros de los bares y los dependientes de las tiendas, las caras y las miradas de los detenidos en las fichas. El inspector buscaba la mirada de alguien que había visto algo demasiado monstruoso para ser suavizado o desdibujado por el olvido, unos ojos en los que tenía que perdurar algún rasgo o alguna consecuencia del crimen, unas pupilas en las que pudiera descubrirse la culpa sin vacilación, tan sólo escrutándolas, igual que reconocen los médicos los signos de una enfermedad acercándoles una linterna diminuta.¨

Otros de los aspectos que valoro es la capacidad de Muñoz Molina de crear una ambientación evocadora con una prosa precisa. En El invierno en Lisboa, por ejemplo, nos encontramos bellas descripciones como éstas:

¨Nunca he estado en Lisboa, y hace años que no voy a San Sebastián. Tengo un recuerdo de ocres fachadas con balcones de piedra oscurecidas por la lluvia, de un paseo marítimo ceñido a una ladera boscosa, de una avenida que imita un bulevar de París y tiene una doble fila de tamarindos, desnudos en invierno, coronados en mayo por extraños racimos de flores de un rosa pálido muy semejante al de la espuma de las olas en los atardeceres de verano. Recuerdo las quintas abandonadas frente al mar, la isla y el faro en mitad de la bahía y las luces declinantes que la circundan de noche y se reflejan en el agua con un parpadeo como de estrellas submarinas. Lejos, al fondo, estaba el rótulo azul y rosa del Lady Bird, con su caligrafía de neón, los veleros anclados que tenían en la proa nombres de mujeres o de países, los barcos de pesca que despedían un intenso olor a madera empapada y a gasolina y a algas.»

A lo largo de su carrera, Antonio Muñoz Molina ha recibido numerosos premios literarios, incluyendo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2013 y el Premio Nacional de Narrativa en dos ocasiones. Actualmente ocupa la silla ¨u¨ minúscula en la Real Academia de la Lengua.
Su amor por la literatura queda patente en algunas de sus citas más celebres, que comparto a modo de cierre de esta pequeña nota sobre el mundo literario de Muñoz Molina: «La literatura es una conspiración secreta de alguien que está solo y escribe para alguien que no ha nacido.», y la más contundente y hermosa: «La literatura es un canto de amor a la libertad.»

Te Recomendamos

El Amor Romántico de Alain de Botton

Por 26/09/2023 Literatura
El amor romántico, uno de los sentimientos más bellos y universales, no siempre se refleja de la manera más realista e inspirada en nuestras historias. La estructura narrativa de muchas de esas historias se centra en el aspecto de la conquista, creando tensión argumental con los desafíos y tribulaciones que impiden a dos personas alcanzar el momento de enamorarse. Así, el desenlace de esas historias rara vez va más allá del ¨y fueron felices y comieron perdices¨ que sentenciábamos cuando contábamos historias de amor en cuentos infantiles.
Como sabemos todos los que hemos vivido historias románticas en la realidad, el amor verdadero no es coser y cantar. En una historia de amor realista existen altibajos, y los sentimientos del enamoramiento se transforman en un amor maduro y profundo.
Alain de Botton (1969) es un escritor y filósofo suizo-británico cuya lectura recomiendo para ampliar tu caja de herramientas a la hora de producir narrativas románticas. Por ejemplo, en «Del Amor», un libro publicado en 1993, De Botton desmitifica el concepto del amor romántico y ofrece una visión más realista y pragmática de las relaciones amorosas.
Entre otros temas, De Botton argumenta que la sociedad contemporánea tiende a idealizar el amor romántico, lo que conduce a expectativas poco realistas y a menudo desilusionantes en las relaciones. El autor sugiere que esta idealización proviene de la literatura, el cine y la cultura popular.

¨Ver a través de las personas es muy fácil y no te lleva a ninguna parte¨, dijo Elías Canetti, sugiriendo cuán fácil e inútilmente podemos encontrar faltas en los demás. ¿No nos enamoramos en parte por una voluntad momentánea de dejar de ver a la gente como es en realidad, incluso a costa de cegarnos un poco en el proceso? (…) ¿No hay en cada enamoramiento una cierta exageración voluntaria de las cualidades de la persona amada, una exageración que nos distrae de nuestro pesimismo habitual y centra nuestras energías en alguien en quien podemos creer como nunca lo habíamos hecho en nosotros mismos? ¨

Así, De Botton analiza cómo el arte de la seducción puede desempeñar un papel importante en el amor, pero también reflexiona sobre cómo el deseo puede disminuir con el tiempo si no existe comunicación y creatividad para mantener la chispa en una relación a largo plazo.
Otro aspecto que se suele romantizar en las historias de amor es la búsqueda del alma gemela, y De Botton sugiere que, en lugar de buscar la perfección, debemos aprender a aceptar las imperfecciones de nuestras parejas y de nosotros mismos.
Pero tal vez uno de los aspectos más interesantes del libro es que aborda el sufrimiento y el dolor que a menudo acompañan al amor. De Botton argumenta que el sufrimiento es una parte inevitable de la vida amorosa que debemos gestionar de manera constructiva.

¨Necesitamos cambiar la visión romántica por una conciencia trágica (y en algunos puntos cómica) de que cada ser humano nos frustrará, enojará, molestará, y decepcionará, y nosotros (sin ninguna malicia) les haremos lo mismo.¨

Más recientemente, en 2016, De Botton publicó la novela ¨El Placer del Amor¨. A diferencia de sus obras anteriores, esta novela aborda el amor desde una perspectiva narrativa, explorando la vida de una pareja, Rabih y Kirsten, a lo largo de varias décadas. Los temas, sin embargo, son los mismos. ¿Cómo mantener la llama de una relación, con el desapego que puede originar el paso de los años o la presión que supone la crianza de los hijos? ¿Cómo podemos lidiar con las falsas expectativas y las inevitables desilusiones de la vida en pareja?

Las historias de amor comienzan no cuando tememos que alguien no quiera volver a vernos sino cuando deciden que no tendrían inconveniente en vernos todo el tiempo; no cuando tienen todas las oportunidades para huir, sino cuando han intercambiado votos solemnes prometiendo ser cautivos de nosotros de por vida.

Nuestra comprensión del amor ha sido secuestrada y seducida por sus primeros momentos conmovedores que nos distraen. Hemos permitido que nuestras historias de amor terminen demasiado pronto. Parece que sabemos demasiado sobre cómo comienza el amor y muy poco sobre cómo podría continuar.

Otro autor que ha revolucionado nuestra comprensión y manera de abordar el amor en storytelling es el psicólogo Gary Chapman. En su libro publicado en 1993, Chapman afirma que existen cinco formas de expresar y experimentar el amor. Por un lado, se encuentran las palabras de afirmación, como ¨te quiero¨, y el contacto físico, expresiones que suelen ser las más recurrentes en las historias de amor romántico que consumimos. Pasar tiempo de calidad con la persona amada, dar regalos y realizar actos de servicio (como hacer las compras de supermercado de la pareja, por ejemplo), son expresiones de amor menos intuitivas, pero interesantes de explorar en nuestras historias para dar profundidad a nuestros personajes.

Te Recomendamos

El Nihilismo de Ray Loriga

Por 14/09/2023 Literatura
Termino de leer ¨Cualquier verano es un final¨, la última novela de Ray Loriga (1967), con sentimientos encontrados. Loriga siempre me atrapa con esa forma de escribir fluida que se apoya en frases cortas y concisas, diálogos vibrantes y un tono moderno y transgresor.
Al igual que en ¨Rendición¨, mi novela favorita del autor, Loriga explora temas recurrentes, como la alienación y la soledad, en un mundo cada vez más complejo y desafiante. Pero a diferencia de ¨Rendición¨, donde el lector podía sentir el yugo de un mundo distópico y opresor, ¨Cualquier verano¨ aborda el nihilismo de personajes superficialmente felices, despreocupados de encontrar trascendencia a su existencia.

¨Me gustaría hablar sobre todo de los buenos momentos que pasamos juntos, en los que, como decían antes al otro lado del Atlántico, ¨hablamos a través de los sombreros¨, que no quiere decir otra cosa que hablar muy seriamente sobre algo de lo que no se sabe nada en absoluto, aunque temo que antes tendré que referirme al pasado invierno, cuando fui a visitarlo a Suiza, al lago Constanza, a aquella adorable residencia. Al lugar exacto que había elegido para morir¨.

¿Por qué el personaje central de ¨Cualquier verano¨, que tiene juventud, amor y salud,  estaría pensando en la eutanasia?  Según Wikipedia, Loriga es un exponente del ¨realismo sucio¨, un movimiento literario que nació en la primera mitad del siglo XX y que se caracteriza por explorar, de forma directa, temas como la alienación, la adicción y el nihilismo. Entre otros, son representantes del realismo sucio los escritores estadounidenses Raymond Carver (1938-1988), Richard Ford (1944), y Tobias Wolff (1945).
Loriga debutó como escritor en 1992 con la novela «Lo peor de todo¨. En su ópera prima, Loriga utiliza un lenguaje directo y a menudo descarnado para  retratar la vida de un joven en una ciudad contemporánea, marcada por la desilusión y la búsqueda de significado.

«Cuando fue mi cumpleaños T me regaló una hebilla y una petaca y las dos cosas me encantaron. Cuando fue el cumpleaños de T le compré una pistola de agua y le pinté un cuadro. A T le gustó mucho el cuadro, se puso muy contenta y me llevó a cenar a un restaurante japonés. La comida era buena, pero no me apañaba muy bien con los dichosos palillos, así que le pedí al camarero un tenedor. El camarero resultó ser un tío gracioso, me dijo que no tenía tenedores y se rio un rato de mi torpeza, al final de la cena le llamé y le dije que me iba a dar bastante más maña metiéndole los palillos por el culo. A T no le hizo mucha gracia.»

A veces los camareros asumen su función de siervos miserables y son la cosa más repugnante del mundo. Piensan: «yo sólo soy un camarero pero todavía puedo enseñarle a este imbécil cómo se come en Mi restaurante con Mis palillos de madera», en lugar de pensar: «Otro pobre tipo al que le están jodiendo los dichosos palillos de esta mierda de restaurante que me paga esta mierda de sueldo». Aparte de todo esto, la comida estaba buena, eran pescados crudos y cosas que parecían asquerosas pero que luego estaban muy ricas.

La verdad es que no le dije nada al camarero. Me hubiera gustado, pero supongo que para eso hay que nacer. Como para patinar sobre hielo.»

En 1993, Loriga publicó ¨Héroes¨, una novela que aborda temas de la juventud y la búsqueda de identidad en una sociedad alienante. ¨La pistola de mi hermano¨ (1997) es otra de sus obras conocidas, que se centra en la relación entre dos hermanos y la delincuencia juvenil en un contexto urbano.
Pero tal vez sea ¨Rendición¨, Premio Alfaguara de Novela en 2017, donde Loriga logra ser más efectivo para capturar la esencia nihilista de su obra.
¨Rendición¨ es una novela que examina la sumisión, la conformidad y la pérdida de identidad en una sociedad postapocalíptica. El protagonista vive en una pequeña comunidad rural junto a su esposa, Marta. Juntos han decidido vivir rendidos, aceptando la autoridad de los líderes locales y acatando las normas y reglas impuestas. Incluso cuando se enfrentan a situaciones injustas o violentas, ellos se rinden sin cuestionar. A medida que avanza la historia, el protagonista se encuentra con una serie de personajes y eventos que lo llevan a cuestionar su conformidad con la rendición y a explorar la posibilidad de resistir y recuperar su autonomía.

“Si uno mira con cuidado el jardín de esta casa sabrá enseguida que vivió tiempos mejores, que la alberca vacía no desentona con el zumbido de los aviones que cada noche castigan no ya esta propiedad sino todas las de nuestro valle. Cuando ella se acuesta intento tranquilizarla, pero lo cierto es que sé que algo se derrumba y que no seremos capaces de poner nada nuevo en su lugar. Cada bomba en esta guerra hace un agujero que no vamos a ser capaces de rellenar, lo sé yo y lo sabe ella, pero jugamos y nos hacemos los tontos a la hora de dormir, buscando una tranquilidad que ya no encontramos, un tiempo como el de antes. Algunas noches, con tal de soñar mejor hasta recordamos…”

Recientemente, la vida de Loriga pendió de un hilo cuando le operaron de un tumor cerebral que le ha dejado algunas secuelas, como la visión cruzada que le ha obligado a usar un parche en el ojo. “Cualquier verano”, de hecho, aborda esa perspectiva de la muerte, como la sensación de los últimos días de verano, cuando nos entra nostalgia de que algo bueno está a punto de acabarse.
Lo que más me inquietó de la lectura es esa aceptación de la muerte como una inevitabilidad que nos llega más tarde o más temprano, sin posibilidad de redención. Entiendo que Loroga quisiera hablar de la muerte desde una perspectiva poco dramática, hasta cierto punto incluso jocosa e irónica, pero para mí existía una disonancia poco creíble entre personajes llenos de vida y su interés en explorar y planificar su muerte.
Aún así, Loriga es una pluma maestra, y le deseo que nos regale muchos más veranos provocándonos con la transgresión y profundidad de sus escritos.

Te Recomendamos

Entre el Bien y el Mal con Javier Marías

Por 31/07/2023 Literatura
He estado en un estado suspendido de tristeza respecto al fallecimiento de Javier Marías (Madrid, 1951-2022), y aún no he procesado del todo que este genial novelista nos dejara hace un año por una neumonía asociada al COVID-19.
Leer a Marías nunca es fácil — su obra literaria se caracteriza por una prosa profunda, densa y reflexiva – pero, una vez que logras entrar en su mundo, es imposible resistirse a su narrativa envolvente y elegante prosa.
Marías no es sólo uno de esos escritores enamorados del lenguaje que puede perderse en digresiones filosóficas. Es cierto que sus frases suelen ser extensas y llenas de subordinaciones, lo que a menudo crea un ritmo lento. Pero Marías también es un genio contando historias, y sus novelas, incluso las más extensas, se caracterizan por su tensión narrativa e interesantes tramas.
En ¨Los enamoramientos¨ (2011), una de mis novelas favoritas, Marías explora algunos de los temas recurrentes en su obra, como la traición, la infidelidad y los secretos. La protagonista, María Dolz, queda cautivada por una pareja que ve todos los días en una cafetería. Después de que el marido de la pareja es asesinado, ella se acerca a la viuda y se involucra en su vida.

No me gustaba encerrarme durante tantas horas sin haberlos visto y observado, no a hurtadillas pero con discreción, lo último que habría querido era hacerlos sentirse incómodos o molestarlos. Y habría sido imperdonable ahuyentarlos, además de ir en perjuicio mío. Me confortaba respirar el mismo aire, o formar parte de su paisaje por las mañanas — una parte inadvertida—, antes de que se separaran hasta la siguiente comida, probablemente, que tal vez ya era la cena, muchos días. Aquel último en que su mujer y yo lo vimos, no pudieron cenar juntos. Ni tan siquiera almorzaron. Ella lo esperó veinte minutos sentada a una mesa de restaurante, extrañada pero sin temer nada, hasta que sonó el teléfono y se le acabó su mundo, y nunca más volvió a esperarlo.

Como en este fragmento, el monólogo interior es una técnica literaria que Marías emplea a menudo para sumergir al lector en los pensamientos y reflexiones íntimas de los personajes. Esto le permite crear esa narrativa introspectiva, y explorar temas como la identidad y la memoria del pasado. Sus personajes a menudo se enfrentan a cuestionamientos sobre quiénes son y cómo sus acciones pasadas los definen.
En «Corazón tan blanco» (1992), una de las novelas maestras de Marías, el protagonista, Juan Ranz, está obsesionado por descubrir el secreto oculto en el pasado de su esposa, Luisa. A medida que Juan se adentra en los recuerdos de su esposa y su familia, la novela reflexiona sobre la naturaleza del matrimonio, la verdad y la infidelidad.

Lo que se da es idéntico a lo que no se da, lo que descartamos o dejamos pasar idéntico a lo que tomamos y asimos, lo que experimentamos idéntico a lo que no probamos, y sin embargo nos va la vida y se nos va la vida en escoger y rechazar y seleccionar, en trazar una línea que separe esas cosas que son idénticas y haga de nuestra historia una historia única que recordemos y pueda contarse. Volcamos toda nuestra inteligencia y nuestros sentidos y nuestro afán en la tarea de discernir lo que será nivelado, o ya lo está, y por eso estamos llenos de arrepentimientos y de ocasiones perdidas, de confirmaciones y reafirmaciones y ocasiones aprovechadas, cuando lo cierto es que nada se afirma y todo se va perdiendo. O acaso es que nunca hubo nada. 

Otro de los temas que hacen de los libros de Marías un viaje apasionante es la ambigüedad moral. Los personajes en sus obras a menudo se enfrentan a situaciones morales ambiguas, lo que lleva al lector a cuestionar los límites entre el bien y el mal.
Su última novela, “Tomás Nevinson” (2022), sigue la historia del personaje principal, Tomas Nevinson, un famoso agente británico que tendrá que enfrentar una serie de dilemas éticos y decisiones trascendentales. Al inicio, la obra plantea la pregunta de que si, de haber tenido la ocasión, una persona tendría justificación moral para asesinar a Hitler. En el caso de Nevinson, se le plantea matar a una terrorista.

Yo fui educado a la antigua, y nunca creí que me fueran a ordenar un día que matara a una mujer. A las mujeres no se las toca, no se les pega, no se les hace daño físico y el verbal se les evita al máximo, a esto último ellas no corresponden. Es más, se las protege y respeta y se les cede el paso, se las escuda y ayuda si llevan un niño en su vientre o en brazos o en un cochecito, les ofrece uno su asiento en el autobús y en el metro, incluso se las resguarda al andar por la calle alejándolas del tráfico o de lo que se arrojaba desde los balcones en otros tiempos, y si un barco zozobra y amenaza con irse a pique, los botes son para ellas y para sus vástagos pequeños (que les pertenecen más que a los hombres), al menos las primeras plazas. Cuando se va a fusilar en masa, a veces se les perdona la vida y se las aparta; se las deja sin maridos, sin padres, sin hermanos y aun sin hijos adolescentes ni por supuesto adultos, pero a ellas se les permite seguir viviendo enloquecidas de dolor como a espectros sufrientes, que sin embargo cumplen años y envejecen, encadenados al recuerdo de la pérdida de su mundo. Se convierten en depositarias de la memoria por fuerza, son las únicas que quedan cuando parece que no queda nadie, y las únicas que cuentan lo habido.

Marías publicó un total de 16 novelas, entre las que se destacan, aparte de las ya mencionadas, “Todas las almas» (1989), «Mañana en la batalla piensa en mí» (1994), la trilogía «Tu rostro mañana» (2002-2007) y “Berta Isla”(2017), entre otras. Ocupó el sillón “R” de la Real Academia desde 2008 y, durante su vida, rechazó todo reconocimiento que procediera del presupuesto público, como el Premio Nacional de Narrativa.
Su estilo distintivo y su habilidad para explorar los rincones más profundos de la psique humana lo han convertido en uno de los escritores más importantes de la literatura española contemporánea.

Te Recomendamos