De la Idea Inicial a la Historia Final

Por 17/10/2023 Comunicación
¿Quieres plasmar una historia sobre el papel, pero necesitas guía sobre cómo desarrollarla?  ¿Cómo se puede llegar de la idea inicial a la historia final?
En este blog hemos explorado los tipos de estructura de una historia, el desarrollo de diálogos que funcionan o cómo crear personajes multidimensionales y creíbles. Pero poco hemos hablado sobre el proceso creativo, y cómo el bosquejo de una historia en nuestra cabeza puede desarrollarse hasta alcanzar una versión final.
La respuesta no es tan simple, ya que cada creativo sigue un proceso diferente que necesariamente no es lineal y que incluso puede variar con cada historia. Hay veces que un borrador avanzado, tras más de veinte revisiones, vuelve a reescribirse completamente, y otras veces que nos sentimos cómodos con nuestro borrador inicial y pasamos directamente a la fase de ¨copyediting¨.

Cuatro Fases para Completar tu Narrativa

Aún así, y de modo general, podemos identificar las siguientes cuatro fases en el desarrollo de una historia:
1. Descubrimiento y Generación. En esta etapa, una idea poco perfilada en nuestra mente se plasma en el papel como un primer borrador muy en crudo, donde ya se han esbozado un arranque, un arco narrativo y un final. Y contrario a lo que pueda parecer, no es siempre necesario arrancar este proceso de descubrimiento con una idea clara, sino que no saber qué escribir puede ser una ventaja creativa. Al explorar, creamos, y nos abrimos a ideas más originales e inesperadas.
A los escritores noveles se les aconseja que busquen inspiración en lo que conocen, porque podrán plasmar situaciones, emociones y personajes con más credibilidad que si se imaginan una historia en un ámbito completamente desconocido. Al contrario de lo que podamos pensar, una buena historia no siempre tiene que ser exótica o foránea; las mejores historias son aquellas en las que transformamos experiencias comunes y mundanas en extraordinarias, porque las impregnamos con nuestra voz y punto de vista.
Aldous Huxley nos recuerda que ¨es una cuestión de sensibilidad e intuición, de ver y escuchar lo significante, de prestar atención a los momentos adecuados, de entender y coordinar. La experiencia no es lo que le ocurre a un hombre, es lo que un hombre hace con lo que le ocurre.«
Así, no tengas miedo de enfrentarte al papel y de escribir ideas sueltas hasta que, entre pensamientos y garabatos, empieces a atar cabos y esboces un primer arco narrativo.
2. Revisión Creativa. En base a un primer borrador, comienza el proceso de reescribir y revisar tu historia, hasta que la premisa narrativa, los hitos de la trama y los personajes vayan tomando forma. Durante esta etapa de revisión, reformularemos frases, añadiremos detalles, y revisitaremos la historia en distintos momentos para asegurarnos que estamos cómodos con la forma que vaya tomando. En esta etapa, la historia va tomando forma hasta desarrollar  un tono, un estilo, y todos sus elementos narrativos.
 3. Crítica Constructiva. Cuando te sientas cómodo con la historia que has desarrollado, es momento de compartirla con personas que puedan brindarte una crítica constructiva desde una perspectiva externa. Sé selectivo y comparte tu historia con aquellas personas que, en tu opinión, tienen criterio para brindarte retroalimentación de valor. Si no cuentas con personas de confianza en tu entorno que puedan brindarte este apoyo, puedes recurrir a foros o talleres de escritores o storytellers donde puedas compartir tu historia de forma segura. Recuerda que esta fase de “prueba” de tu historia te permitirá perfeccionarla de cara a su posterior divulgación entre un público más amplio.
4. Copyediting o Edición de Copia. En esta última fase, previa a la publicación y divulgación de la historia, daremos una revisión al textro en términos gramaticales y sintácticos. Además, si nuestra historia incluye datos, revisaremos de nuevo su precisión y veracidad en esta etapa. Idealmente, contaremos con el apoyo de un editor profesional para realizar este tipo de revisiones de forma rigurosa, sobre todo en historias que van a ser publicadas.

¿Cuándo Estará Lista la Historia?

Una vez hayas completado estas fases a tu manera, puede que aún no te sientas seguro en dar la historia por terminada. Si bien es cierto que siempre hay espacio para más revisiones antes de completar una narrativa, en algún momento tendrás que tomar la decisión de poner el punto final.
Para ayudarte a encontrar ese momento de cierre, puedes evaluar la historia haciéndote las siguientes preguntas: ¿Son creíbles mis personajes, descripciones y diálogos? ¿Tiene mi historia la suficiente tensión y fluidez narrativas? ¿Funciona la trama? ¿Tiene mi historia un clímax y resolución claros? ¿Es mi narrativa rica y evocadora?
En la medida que la respuesta sea positiva a estas preguntas, estarás listo de compartir tu historia con el mundo. Y como dijo el novelista estadounidense Graham Greene, “Una historia no tiene principio ni fin: arbitrariamente uno elige ese momento de la experiencia desde el cual mirar hacia atrás o desde el cual mirar hacia adelante”.

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Antonio Muñoz Molina y su Canto a la Libertad

Por 10/10/2023 Literatura
Estoy leyendo No te Veré Morir, la última novela de Antonio Muñoz Molina (1956), uno de mis escritores contemporáneos favoritos. Con la trama de un reencuentro entre dos personas cuyo amor quedó truncado por el franquismo, Muñoz Molina explora temas recurrentes en su obra como la historia, la memoria, la identidad y el paso del tiempo.

«Si estoy aquí y estoy viéndote y hablando contigo, esto ha de ser un sueño», dijo Aristu, mirando a su alrededor con asombro, con gratitud, con incredulidad, con el miedo a que en cualquier momento se disipara todo, volviendo la mirada hacia Adriana Zuber, medio siglo después, hacia el color y la expresión inalterada de sus ojos, sorprendido de hasta qué punto, habiendo creído recordarlos siempre con exactitud, los había olvidado, los bellos ojos risueños entre grises y azules que ahora lo miraban a él igual que la última vez, en mayo de 1967, en otro siglo y en otro mundo y sin embargo en esta misma habitación, en la que desde el momento de entrar había descubierto que casi nada había cambiado,”

Tal vez una de las curiosidades de este nuevo libro es que el primer punto no aparece hasta la página 73, pero aparte de esta pirueta literaria, la obra destila la prosa detallada y reflexiva a la que Muñoz Molina nos tiene acostumbrados en sus obras más reconocidas como El invierno en Lisboa (1987), El jinete polaco (1991), Plenilunio (1997) o La noche de los tiempos (2009).
Muñoz Molina comenzó su carrera como escritor en la década de 1980. Publicó su primera novela, Beatus Ille, en 1986, que marcó el inicio de su reconocimiento como autor. Desde entonces, ha escrito numerosas novelas, ensayos y artículos periodísticos, que a menudo se caracterizan por su atención a los detalles históricos y culturales.

La Influencia Americana y la Ambientación Hipnótica

Como español resdiente en EE.UU. me he identificado siempre con la influencia de Estados Unidos en la obra de Antonio Muñoz Molina. El escritor fue Director del Instituto Cervantes en Nueva York, y ha enseñado escritura creativa en New York University.
Gabriel Aristu, el protagonista de No te Veré Morir, vivió el exilio en Estados Unidos. En Plenilunio, el personaje principal, Germán, es un escritor obsesionado con la cultura popular estadounidense, y Muñoz Molina incorpora elementos en la novela del cine negro y del jazz.

“De día y de noche iba por la ciudad buscando una mirada. Vivía nada más que para esa tarea, aunque intentara hacer otras cosas o fingiera que las hacía, sólo miraba, espiaba los ojos de la gente, las caras de los desconocidos, de los camareros de los bares y los dependientes de las tiendas, las caras y las miradas de los detenidos en las fichas. El inspector buscaba la mirada de alguien que había visto algo demasiado monstruoso para ser suavizado o desdibujado por el olvido, unos ojos en los que tenía que perdurar algún rasgo o alguna consecuencia del crimen, unas pupilas en las que pudiera descubrirse la culpa sin vacilación, tan sólo escrutándolas, igual que reconocen los médicos los signos de una enfermedad acercándoles una linterna diminuta.¨

Otros de los aspectos que valoro es la capacidad de Muñoz Molina de crear una ambientación evocadora con una prosa precisa. En El invierno en Lisboa, por ejemplo, nos encontramos bellas descripciones como éstas:

¨Nunca he estado en Lisboa, y hace años que no voy a San Sebastián. Tengo un recuerdo de ocres fachadas con balcones de piedra oscurecidas por la lluvia, de un paseo marítimo ceñido a una ladera boscosa, de una avenida que imita un bulevar de París y tiene una doble fila de tamarindos, desnudos en invierno, coronados en mayo por extraños racimos de flores de un rosa pálido muy semejante al de la espuma de las olas en los atardeceres de verano. Recuerdo las quintas abandonadas frente al mar, la isla y el faro en mitad de la bahía y las luces declinantes que la circundan de noche y se reflejan en el agua con un parpadeo como de estrellas submarinas. Lejos, al fondo, estaba el rótulo azul y rosa del Lady Bird, con su caligrafía de neón, los veleros anclados que tenían en la proa nombres de mujeres o de países, los barcos de pesca que despedían un intenso olor a madera empapada y a gasolina y a algas.»

A lo largo de su carrera, Antonio Muñoz Molina ha recibido numerosos premios literarios, incluyendo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2013 y el Premio Nacional de Narrativa en dos ocasiones. Actualmente ocupa la silla ¨u¨ minúscula en la Real Academia de la Lengua.
Su amor por la literatura queda patente en algunas de sus citas más celebres, que comparto a modo de cierre de esta pequeña nota sobre el mundo literario de Muñoz Molina: «La literatura es una conspiración secreta de alguien que está solo y escribe para alguien que no ha nacido.», y la más contundente y hermosa: «La literatura es un canto de amor a la libertad.»

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El Amor Romántico de Alain de Botton

Por 26/09/2023 Literatura
El amor romántico, uno de los sentimientos más bellos y universales, no siempre se refleja de la manera más realista e inspirada en nuestras historias. La estructura narrativa de muchas de esas historias se centra en el aspecto de la conquista, creando tensión argumental con los desafíos y tribulaciones que impiden a dos personas alcanzar el momento de enamorarse. Así, el desenlace de esas historias rara vez va más allá del ¨y fueron felices y comieron perdices¨ que sentenciábamos cuando contábamos historias de amor en cuentos infantiles.
Como sabemos todos los que hemos vivido historias románticas en la realidad, el amor verdadero no es coser y cantar. En una historia de amor realista existen altibajos, y los sentimientos del enamoramiento se transforman en un amor maduro y profundo.
Alain de Botton (1969) es un escritor y filósofo suizo-británico cuya lectura recomiendo para ampliar tu caja de herramientas a la hora de producir narrativas románticas. Por ejemplo, en «Del Amor», un libro publicado en 1993, De Botton desmitifica el concepto del amor romántico y ofrece una visión más realista y pragmática de las relaciones amorosas.
Entre otros temas, De Botton argumenta que la sociedad contemporánea tiende a idealizar el amor romántico, lo que conduce a expectativas poco realistas y a menudo desilusionantes en las relaciones. El autor sugiere que esta idealización proviene de la literatura, el cine y la cultura popular.

¨Ver a través de las personas es muy fácil y no te lleva a ninguna parte¨, dijo Elías Canetti, sugiriendo cuán fácil e inútilmente podemos encontrar faltas en los demás. ¿No nos enamoramos en parte por una voluntad momentánea de dejar de ver a la gente como es en realidad, incluso a costa de cegarnos un poco en el proceso? (…) ¿No hay en cada enamoramiento una cierta exageración voluntaria de las cualidades de la persona amada, una exageración que nos distrae de nuestro pesimismo habitual y centra nuestras energías en alguien en quien podemos creer como nunca lo habíamos hecho en nosotros mismos? ¨

Así, De Botton analiza cómo el arte de la seducción puede desempeñar un papel importante en el amor, pero también reflexiona sobre cómo el deseo puede disminuir con el tiempo si no existe comunicación y creatividad para mantener la chispa en una relación a largo plazo.
Otro aspecto que se suele romantizar en las historias de amor es la búsqueda del alma gemela, y De Botton sugiere que, en lugar de buscar la perfección, debemos aprender a aceptar las imperfecciones de nuestras parejas y de nosotros mismos.
Pero tal vez uno de los aspectos más interesantes del libro es que aborda el sufrimiento y el dolor que a menudo acompañan al amor. De Botton argumenta que el sufrimiento es una parte inevitable de la vida amorosa que debemos gestionar de manera constructiva.

¨Necesitamos cambiar la visión romántica por una conciencia trágica (y en algunos puntos cómica) de que cada ser humano nos frustrará, enojará, molestará, y decepcionará, y nosotros (sin ninguna malicia) les haremos lo mismo.¨

Más recientemente, en 2016, De Botton publicó la novela ¨El Placer del Amor¨. A diferencia de sus obras anteriores, esta novela aborda el amor desde una perspectiva narrativa, explorando la vida de una pareja, Rabih y Kirsten, a lo largo de varias décadas. Los temas, sin embargo, son los mismos. ¿Cómo mantener la llama de una relación, con el desapego que puede originar el paso de los años o la presión que supone la crianza de los hijos? ¿Cómo podemos lidiar con las falsas expectativas y las inevitables desilusiones de la vida en pareja?

Las historias de amor comienzan no cuando tememos que alguien no quiera volver a vernos sino cuando deciden que no tendrían inconveniente en vernos todo el tiempo; no cuando tienen todas las oportunidades para huir, sino cuando han intercambiado votos solemnes prometiendo ser cautivos de nosotros de por vida.

Nuestra comprensión del amor ha sido secuestrada y seducida por sus primeros momentos conmovedores que nos distraen. Hemos permitido que nuestras historias de amor terminen demasiado pronto. Parece que sabemos demasiado sobre cómo comienza el amor y muy poco sobre cómo podría continuar.

Otro autor que ha revolucionado nuestra comprensión y manera de abordar el amor en storytelling es el psicólogo Gary Chapman. En su libro publicado en 1993, Chapman afirma que existen cinco formas de expresar y experimentar el amor. Por un lado, se encuentran las palabras de afirmación, como ¨te quiero¨, y el contacto físico, expresiones que suelen ser las más recurrentes en las historias de amor romántico que consumimos. Pasar tiempo de calidad con la persona amada, dar regalos y realizar actos de servicio (como hacer las compras de supermercado de la pareja, por ejemplo), son expresiones de amor menos intuitivas, pero interesantes de explorar en nuestras historias para dar profundidad a nuestros personajes.

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El Nihilismo de Ray Loriga

Por 14/09/2023 Literatura
Termino de leer ¨Cualquier verano es un final¨, la última novela de Ray Loriga (1967), con sentimientos encontrados. Loriga siempre me atrapa con esa forma de escribir fluida que se apoya en frases cortas y concisas, diálogos vibrantes y un tono moderno y transgresor.
Al igual que en ¨Rendición¨, mi novela favorita del autor, Loriga explora temas recurrentes, como la alienación y la soledad, en un mundo cada vez más complejo y desafiante. Pero a diferencia de ¨Rendición¨, donde el lector podía sentir el yugo de un mundo distópico y opresor, ¨Cualquier verano¨ aborda el nihilismo de personajes superficialmente felices, despreocupados de encontrar trascendencia a su existencia.

¨Me gustaría hablar sobre todo de los buenos momentos que pasamos juntos, en los que, como decían antes al otro lado del Atlántico, ¨hablamos a través de los sombreros¨, que no quiere decir otra cosa que hablar muy seriamente sobre algo de lo que no se sabe nada en absoluto, aunque temo que antes tendré que referirme al pasado invierno, cuando fui a visitarlo a Suiza, al lago Constanza, a aquella adorable residencia. Al lugar exacto que había elegido para morir¨.

¿Por qué el personaje central de ¨Cualquier verano¨, que tiene juventud, amor y salud,  estaría pensando en la eutanasia?  Según Wikipedia, Loriga es un exponente del ¨realismo sucio¨, un movimiento literario que nació en la primera mitad del siglo XX y que se caracteriza por explorar, de forma directa, temas como la alienación, la adicción y el nihilismo. Entre otros, son representantes del realismo sucio los escritores estadounidenses Raymond Carver (1938-1988), Richard Ford (1944), y Tobias Wolff (1945).
Loriga debutó como escritor en 1992 con la novela «Lo peor de todo¨. En su ópera prima, Loriga utiliza un lenguaje directo y a menudo descarnado para  retratar la vida de un joven en una ciudad contemporánea, marcada por la desilusión y la búsqueda de significado.

«Cuando fue mi cumpleaños T me regaló una hebilla y una petaca y las dos cosas me encantaron. Cuando fue el cumpleaños de T le compré una pistola de agua y le pinté un cuadro. A T le gustó mucho el cuadro, se puso muy contenta y me llevó a cenar a un restaurante japonés. La comida era buena, pero no me apañaba muy bien con los dichosos palillos, así que le pedí al camarero un tenedor. El camarero resultó ser un tío gracioso, me dijo que no tenía tenedores y se rio un rato de mi torpeza, al final de la cena le llamé y le dije que me iba a dar bastante más maña metiéndole los palillos por el culo. A T no le hizo mucha gracia.»

A veces los camareros asumen su función de siervos miserables y son la cosa más repugnante del mundo. Piensan: «yo sólo soy un camarero pero todavía puedo enseñarle a este imbécil cómo se come en Mi restaurante con Mis palillos de madera», en lugar de pensar: «Otro pobre tipo al que le están jodiendo los dichosos palillos de esta mierda de restaurante que me paga esta mierda de sueldo». Aparte de todo esto, la comida estaba buena, eran pescados crudos y cosas que parecían asquerosas pero que luego estaban muy ricas.

La verdad es que no le dije nada al camarero. Me hubiera gustado, pero supongo que para eso hay que nacer. Como para patinar sobre hielo.»

En 1993, Loriga publicó ¨Héroes¨, una novela que aborda temas de la juventud y la búsqueda de identidad en una sociedad alienante. ¨La pistola de mi hermano¨ (1997) es otra de sus obras conocidas, que se centra en la relación entre dos hermanos y la delincuencia juvenil en un contexto urbano.
Pero tal vez sea ¨Rendición¨, Premio Alfaguara de Novela en 2017, donde Loriga logra ser más efectivo para capturar la esencia nihilista de su obra.
¨Rendición¨ es una novela que examina la sumisión, la conformidad y la pérdida de identidad en una sociedad postapocalíptica. El protagonista vive en una pequeña comunidad rural junto a su esposa, Marta. Juntos han decidido vivir rendidos, aceptando la autoridad de los líderes locales y acatando las normas y reglas impuestas. Incluso cuando se enfrentan a situaciones injustas o violentas, ellos se rinden sin cuestionar. A medida que avanza la historia, el protagonista se encuentra con una serie de personajes y eventos que lo llevan a cuestionar su conformidad con la rendición y a explorar la posibilidad de resistir y recuperar su autonomía.

“Si uno mira con cuidado el jardín de esta casa sabrá enseguida que vivió tiempos mejores, que la alberca vacía no desentona con el zumbido de los aviones que cada noche castigan no ya esta propiedad sino todas las de nuestro valle. Cuando ella se acuesta intento tranquilizarla, pero lo cierto es que sé que algo se derrumba y que no seremos capaces de poner nada nuevo en su lugar. Cada bomba en esta guerra hace un agujero que no vamos a ser capaces de rellenar, lo sé yo y lo sabe ella, pero jugamos y nos hacemos los tontos a la hora de dormir, buscando una tranquilidad que ya no encontramos, un tiempo como el de antes. Algunas noches, con tal de soñar mejor hasta recordamos…”

Recientemente, la vida de Loriga pendió de un hilo cuando le operaron de un tumor cerebral que le ha dejado algunas secuelas, como la visión cruzada que le ha obligado a usar un parche en el ojo. “Cualquier verano”, de hecho, aborda esa perspectiva de la muerte, como la sensación de los últimos días de verano, cuando nos entra nostalgia de que algo bueno está a punto de acabarse.
Lo que más me inquietó de la lectura es esa aceptación de la muerte como una inevitabilidad que nos llega más tarde o más temprano, sin posibilidad de redención. Entiendo que Loroga quisiera hablar de la muerte desde una perspectiva poco dramática, hasta cierto punto incluso jocosa e irónica, pero para mí existía una disonancia poco creíble entre personajes llenos de vida y su interés en explorar y planificar su muerte.
Aún así, Loriga es una pluma maestra, y le deseo que nos regale muchos más veranos provocándonos con la transgresión y profundidad de sus escritos.

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Entre el Bien y el Mal con Javier Marías

Por 31/07/2023 Literatura
He estado en un estado suspendido de tristeza respecto al fallecimiento de Javier Marías (Madrid, 1951-2022), y aún no he procesado del todo que este genial novelista nos dejara hace un año por una neumonía asociada al COVID-19.
Leer a Marías nunca es fácil — su obra literaria se caracteriza por una prosa profunda, densa y reflexiva – pero, una vez que logras entrar en su mundo, es imposible resistirse a su narrativa envolvente y elegante prosa.
Marías no es sólo uno de esos escritores enamorados del lenguaje que puede perderse en digresiones filosóficas. Es cierto que sus frases suelen ser extensas y llenas de subordinaciones, lo que a menudo crea un ritmo lento. Pero Marías también es un genio contando historias, y sus novelas, incluso las más extensas, se caracterizan por su tensión narrativa e interesantes tramas.
En ¨Los enamoramientos¨ (2011), una de mis novelas favoritas, Marías explora algunos de los temas recurrentes en su obra, como la traición, la infidelidad y los secretos. La protagonista, María Dolz, queda cautivada por una pareja que ve todos los días en una cafetería. Después de que el marido de la pareja es asesinado, ella se acerca a la viuda y se involucra en su vida.

No me gustaba encerrarme durante tantas horas sin haberlos visto y observado, no a hurtadillas pero con discreción, lo último que habría querido era hacerlos sentirse incómodos o molestarlos. Y habría sido imperdonable ahuyentarlos, además de ir en perjuicio mío. Me confortaba respirar el mismo aire, o formar parte de su paisaje por las mañanas — una parte inadvertida—, antes de que se separaran hasta la siguiente comida, probablemente, que tal vez ya era la cena, muchos días. Aquel último en que su mujer y yo lo vimos, no pudieron cenar juntos. Ni tan siquiera almorzaron. Ella lo esperó veinte minutos sentada a una mesa de restaurante, extrañada pero sin temer nada, hasta que sonó el teléfono y se le acabó su mundo, y nunca más volvió a esperarlo.

Como en este fragmento, el monólogo interior es una técnica literaria que Marías emplea a menudo para sumergir al lector en los pensamientos y reflexiones íntimas de los personajes. Esto le permite crear esa narrativa introspectiva, y explorar temas como la identidad y la memoria del pasado. Sus personajes a menudo se enfrentan a cuestionamientos sobre quiénes son y cómo sus acciones pasadas los definen.
En «Corazón tan blanco» (1992), una de las novelas maestras de Marías, el protagonista, Juan Ranz, está obsesionado por descubrir el secreto oculto en el pasado de su esposa, Luisa. A medida que Juan se adentra en los recuerdos de su esposa y su familia, la novela reflexiona sobre la naturaleza del matrimonio, la verdad y la infidelidad.

Lo que se da es idéntico a lo que no se da, lo que descartamos o dejamos pasar idéntico a lo que tomamos y asimos, lo que experimentamos idéntico a lo que no probamos, y sin embargo nos va la vida y se nos va la vida en escoger y rechazar y seleccionar, en trazar una línea que separe esas cosas que son idénticas y haga de nuestra historia una historia única que recordemos y pueda contarse. Volcamos toda nuestra inteligencia y nuestros sentidos y nuestro afán en la tarea de discernir lo que será nivelado, o ya lo está, y por eso estamos llenos de arrepentimientos y de ocasiones perdidas, de confirmaciones y reafirmaciones y ocasiones aprovechadas, cuando lo cierto es que nada se afirma y todo se va perdiendo. O acaso es que nunca hubo nada. 

Otro de los temas que hacen de los libros de Marías un viaje apasionante es la ambigüedad moral. Los personajes en sus obras a menudo se enfrentan a situaciones morales ambiguas, lo que lleva al lector a cuestionar los límites entre el bien y el mal.
Su última novela, “Tomás Nevinson” (2022), sigue la historia del personaje principal, Tomas Nevinson, un famoso agente británico que tendrá que enfrentar una serie de dilemas éticos y decisiones trascendentales. Al inicio, la obra plantea la pregunta de que si, de haber tenido la ocasión, una persona tendría justificación moral para asesinar a Hitler. En el caso de Nevinson, se le plantea matar a una terrorista.

Yo fui educado a la antigua, y nunca creí que me fueran a ordenar un día que matara a una mujer. A las mujeres no se las toca, no se les pega, no se les hace daño físico y el verbal se les evita al máximo, a esto último ellas no corresponden. Es más, se las protege y respeta y se les cede el paso, se las escuda y ayuda si llevan un niño en su vientre o en brazos o en un cochecito, les ofrece uno su asiento en el autobús y en el metro, incluso se las resguarda al andar por la calle alejándolas del tráfico o de lo que se arrojaba desde los balcones en otros tiempos, y si un barco zozobra y amenaza con irse a pique, los botes son para ellas y para sus vástagos pequeños (que les pertenecen más que a los hombres), al menos las primeras plazas. Cuando se va a fusilar en masa, a veces se les perdona la vida y se las aparta; se las deja sin maridos, sin padres, sin hermanos y aun sin hijos adolescentes ni por supuesto adultos, pero a ellas se les permite seguir viviendo enloquecidas de dolor como a espectros sufrientes, que sin embargo cumplen años y envejecen, encadenados al recuerdo de la pérdida de su mundo. Se convierten en depositarias de la memoria por fuerza, son las únicas que quedan cuando parece que no queda nadie, y las únicas que cuentan lo habido.

Marías publicó un total de 16 novelas, entre las que se destacan, aparte de las ya mencionadas, “Todas las almas» (1989), «Mañana en la batalla piensa en mí» (1994), la trilogía «Tu rostro mañana» (2002-2007) y “Berta Isla”(2017), entre otras. Ocupó el sillón “R” de la Real Academia desde 2008 y, durante su vida, rechazó todo reconocimiento que procediera del presupuesto público, como el Premio Nacional de Narrativa.
Su estilo distintivo y su habilidad para explorar los rincones más profundos de la psique humana lo han convertido en uno de los escritores más importantes de la literatura española contemporánea.

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El Sugerente Intimismo de Colm Tóibín

Por 17/07/2023 Literatura
Son pocos los escritores que pueden arrebatarnos un suspiro y, al mismo tiempo, sopesar la necesidad de cada palabra. Colm Tóibín (Irlanda, 1955) es uno de esos autores en seguir los pasos de Ernest Hemingway o Joan Didion para crear atmósferas llenas de trascendencia, en las que cada frase reverbera emoción contenida.
Leer a Tóibín es como ver un texto desnudo sobre el papel que exuda tácitos anhelos en nuestras mentes, como el deseo de ser nosotros mismos, de amar libremente, o de simplemente soñar con un mejor futuro.
El sugerente intimismo de Colm Tóibín me sedujo en la novela «The Master» (El maestro, 2004), una de sus obras más aclamadas por la crítica y finalista del Premio Booker. La obra recrea la vida y la intimidad emocional del escritor Henry James.

«El barco avanzaba suavemente sobre el agua oscura. El niño se encontraba en la barandilla, observando la costa, su corazón latiendo rápido. Las luces del pueblo se volvieron débiles y luego desaparecieron. Volvió su rostro hacia el mar y sintió la brisa fresca acariciando su piel. Era como si un peso hubiera sido levantado de él, como si hubiera sido liberado.

A lo lejos, podía ver la luna, un fino resplandor plateado en el cielo negro. Proyectaba un suave brillo sobre el agua, creando un sendero de luz brillante. El niño sentía una sensación de asombro y posibilidad, como si todo estuviera ahora a su alcance.

Recordó las historias que su madre solía contarle, relatos de tierras lejanas y aventuras audaces. Siempre había soñado con zarpar, con explorar nuevos horizontes. Y ahora, aquí estaba, dejando atrás lo familiar y aventurándose en lo desconocido.

A medida que el barco se alejaba de la costa, la emoción del niño crecía. Sabía que frente a él se encontraba un mundo lleno de misterios y maravillas, esperando ser descubierto. Y mientras permanecía allí, rodeado por la inmensidad del mar, no podía evitar sentir una profunda sensación de admiración.»

Identidad, Sexualidad e … Irlanda

La creación de atmósferas íntimas y reflexivas es idónea para abordar dos de sus temas más recurentes: la identidad y la sexualidad. En particular, muchas de sus obras exploran los desafíos y las luchas que enfrentan personajes LGBTQ+ en una sociedad a menudo intolerante.
En «Brooklyn» (2009), por ejemplo, Tóibín explora temas de identidad, pertenencia y amor a través de la historia de una joven irlandesa que emigra a Nueva York en la década de 1950.

«Sabía que había algo diferente en ella, algo que la distinguía de las demás chicas en el pequeño pueblo irlandés. Era un secreto que llevaba dentro de sí, un secreto que le hacía doler el corazón de anhelo y confusión.

Mientras caminaba por las concurridas calles de Brooklyn, no podía evitar echar miradas furtivas a las mujeres que pasaban. Sus pasos seguros y sus gestos delicados la llenaban de una mezcla de envidia y deseo. Anhelaba sentir esa misma sensación de pertenencia, poder expresar su verdadero ser sin miedo ni vergüenza.

Por las noches, cuando se acostaba en la cama, se permitía soñar. Su mente se dejaba llevar hacia lugares lejanos, donde el amor y la aceptación no eran meras fantasías. Se imaginaba caminando de la mano con otra mujer, sus corazones latiendo al unísono, sus almas entrelazadas.

Pero la realidad siempre volvía a golpearla, recordándole las limitaciones impuestas por la sociedad, por las expectativas de su familia y amigos. Sabía que abrazar su verdadero ser significaría arriesgar todo lo que había conocido hasta entonces.»

Otro de los temas significativos en la obra de Tóibín es la historia de Irlanda y su impacto en la sociedad y la cultura irlandesas. A menudo utiliza eventos históricos como telón de fondo para sus historias y examina cómo estos eventos moldean la identidad y las vidas de sus personajes. Además, Tóibín retrata la complejidad de la relación entre Irlanda y su pasado colonial, así como las tensiones y divisiones dentro de la sociedad irlandesa, como en este fragmento de «The Blackwater Lightship» (El barco faro, 1999).

«La historia de Irlanda pesaba sobre nosotros como una carga de la que no podíamos desprendernos. Estaba grabada en el tejido mismo de nuestras vidas, moldeando nuestras identidades e influenciando nuestras elecciones. Los ecos de las luchas y conflictos pasados resonaban en nuestras conversaciones, recordándonos la resistencia y determinación de nuestro pueblo.

Llevábamos dentro las historias de generaciones, relatos de opresión y resistencia, de triunfos y tragedias. Las cicatrices del colonialismo y las divisiones sectarias estaban arraigadas, dejando una huella en nuestra conciencia colectiva. Éramos una nación forjada en el fuego de la resistencia, un pueblo definido por nuestras luchas por la independencia y la autodeterminación.

Sin embargo, la historia de Irlanda no era solo un recuerdo lejano. Era una fuerza viva y palpitante que daba forma a nuestras realidades presentes. Los problemas y divisiones no resueltos seguían proyectando su sombra, recordándonos la labor que aún nos esperaba. Éramos una nación en plena transformación, navegando por las complejidades de un mundo cambiante mientras lidiábamos con el legado de nuestro pasado.»

La Primera Persona para Viajar con el Personaje

En cuanto a la estructura narrativa, Tóibín es conocido por su uso de la voz en primera persona y la alternancia de perspectivas narrativas. Esto le permite explorar diferentes puntos de vista y revelar la subjetividad de sus personajes.
En «Nora Webster» (2014), una novela que se centra en la vida de una mujer viuda en la década de 1960 en un pequeño pueblo de Irlanda, Tóibín usa la primera persona para crear una sensación de intimidad y empatía en la relación entre el lector y la protagonista.

¨Me senté junto a la ventana, observando cómo las gotas de lluvia resbalaban por el cristal. Cada gota parecía llevar consigo un mundo propio, un mundo lleno de recuerdos y reflexiones. No pude evitar dejar que mi mente divagara, retrocediendo a momentos ya pasados, a las personas y lugares que me habían moldeado.

En la tranquila soledad de esa tarde lluviosa, me encontré confrontada con el peso de mis elecciones, los caminos no tomados y los senderos que había recorrido. Era un tiempo de transición, un momento en el que lo familiar se desvanecía y lo desconocido se cernía ante mí.

Cuestioné a la persona en la que me había convertido, las elecciones que había hecho en nombre del deber y la responsabilidad. ¿Había sido fiel a mí misma o había permitido que las expectativas de los demás dictaran mi camino? Era un ajuste de cuentas difícil, que requería un cierto nivel de honestidad y vulnerabilidad.

Mientras la lluvia seguía cayendo, me di cuenta de que la vida era una serie de momentos, un tapiz tejido por nuestras acciones y decisiones. No había respuestas fáciles, ni caminos claros a seguir. Todos estábamos navegando por las complejidades de la existencia, tratando de dar sentido a nuestro lugar en el mundo.¨

La prosa lírica y evocadora de Tóibín crea una atmósfera poética que invita al lector a sumergirse en el viaje del personaje y a reflexionar sobre los misterios y posibilidades de la vida. El sugerente intimismo de Colm Tóibín nace de la búsqueda de la verdad en el dolor: «Cuando estás escribiendo, debes estar inclinado y debes sentir dolor, y tus hombros deben estar doblados; debes estar sacando cosas de tu interior. No puedes estar demasiado cómodo».
Además de novela, Tóibín ha publicado numerosos cuentos, ensayos y obras de teatro. Su estilo distintivo y su exploración profunda de la psicología humana han hecho de él un escritor muy apreciado y reconocido tanto en Irlanda como a nivel internacional.

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La Insoportable Levedad de Milan Kundera

Por 12/07/2023 Literatura
Esta semana nos dejaba Milan Kundera (1929-2023), escritor checo afincado en París que se convirtió en una de las figuras más influyentes de la literatura contemporánea.
La obra de Kundera se caracteriza por su profundidad psicológica, reflexión filosófica y un estilo narrativo fragmentado. Por ejemplo, en su obra maestra «La insoportable levedad del ser» (1984), Kundera explora las relaciones humanas y la identidad de dos parejas en el contexto de la ocupación soviética de Checoslovaquia en 1968.

Nadie puede renunciar a la totalidad de su vida por un solo error o un solo amor. Porque la vida no es una novela de aventuras en la que cada episodio sucede de manera lógica y concluye con un punto final claro. La vida es un flujo, un constante ir y venir, un tejido complejo de momentos que se entrelazan y se entrelazan sin cesar (…)

La levedad de ser radica en la capacidad de aceptar esa incertidumbre, de abrazar la complejidad de nuestras vidas y reconocer que no existe una única verdad o un único camino. Cada instante es único, irrepetible, y es en ese instante donde encontramos la verdadera libertad.

Así, la insoportable levedad del ser no es una carga que debamos llevar, sino una invitación a vivir plenamente, a explorar todas las facetas de nuestra existencia, a amar sin miedo y a abrazar la belleza y la fragilidad de cada momento.»

Introspección y Fragmentación

En la novela, Kundera intercala la narración principal con digresiones filosóficas, reflexiones y analepsis que ofrecen una perspectiva más amplia y profunda sobre los personajes y los temas que aborda. De esta forma, el narrador no sigue una estructura cronológica lineal y los saltos temporales ocurren frecuentemente, creando una sensación de fragmentación.
Además, Kundera incorpora episodios breves e independientes que funcionan como microhistorias dentro de la narrativa principal. Estos fragmentos, a menudo, no siguen un orden lógico y pueden parecer desconectados inicialmente, pero se entrelazan temáticamente para construir un mosaico de significado más amplio.

«Cuando Tereza volvió a Praga, se encontró en medio de un desfile militar. Los soldados marchaban paso a paso, al ritmo del estruendo de la banda de música, y ella caminaba a su lado, junto a la multitud, sin poder avanzar ni retroceder. La calle se estiraba en una línea interminable, y Tereza se sintió atrapada en un tiempo inmóvil. Todo se mezclaba: las notas de la música, las banderas ondeando al viento, los rostros de los soldados sin nombre.

Pero, de repente, un recuerdo fugaz la sacudió. Recordó una tarde en el campo, cuando era niña, persiguiendo mariposas. La imagen de su madre en el prado, con los brazos extendidos y una sonrisa en el rostro, se mezcló con el desfile militar y se convirtió en un collage de momentos. ¿Cómo era posible que su vida estuviera compuesta de fragmentos tan disímiles y sin conexión aparente?

La levedad de la existencia se revelaba en esos instantes, en la falta de continuidad y coherencia. Tereza se sentía atrapada en un laberinto de fragmentos, donde cada paso la alejaba más del todo. No había un hilo conductor que uniera los momentos, solo la sensación constante de estar suspendida en un tiempo fragmentado.

Contexto Histórico y Pensamiento Filosófico

A pesar de esta fragmentación, la obra de Kundera está influenciada por el contexto histórico y político de la Europa del siglo XX. Muchas de sus novelas abordan temas relacionados con el comunismo, el totalitarismo y la opresión política. También reflexiona sobre el impacto de la historia en la vida de las personas y cómo las circunstancias históricas pueden dar forma a las experiencias individuales.
En «La lentitud» (1995), por ejemplo, Kundera explora el tema del ritmo de la vida moderna y cómo influye en nuestras relaciones personales. A través de múltiples narradores y líneas argumentales, el autor reflexiona sobre la importancia de la lentitud y la reflexión en un mundo acelerado.

«El cuerpo humano es hecho para movernos, para sufrir, para luchar, para hacer el amor; es por eso que la vida es un desastre para los paralíticos, para los enfermos crónicos, para los amantes. Sin embargo, esa verdad física se ha vuelto inaceptable en el siglo XX: el siglo que ha dicho no al sufrimiento. El cuerpo humano es el lugar donde el mal se hace evidente, se muestra y aflige, y donde se cura y desaparece. Pero al mismo tiempo, el cuerpo es la morada del alma, su alegría y su templo. La carne es el humus del espíritu, el alimento y el sustento del amor.»

Volviendo a la principal reflexión filosófica de «La insoportable levedad del ser» (1984), Kundera desafía el concepto de ¨recurrencia eterna¨ (la idea de que el universo y sus eventos ya han ocurrido y se repetirán ad infinitum), y propone que cada persona tiene una sola vida para vivir donde lo que ocurra pasa una sola vez, de ahí la «levedad» del ser.

Cuanto más pesada es la carga, más cerca nuestras vidas se acercan a la tierra, más reales y verdaderas se vuelven. Por el contrario, la absoluta ausencia de carga hace que el hombre sea más ligero que el aire, que se eleve a alturas, se despida de la tierra y su existencia terrenal, y se vuelva solo medio real, sus movimientos tan libres como insignificantes. ¿Qué deberíamos elegir entonces? ¿Peso o ligereza?…

Cuando queremos expresar una situación dramática en nuestras vidas, tendemos a usar metáforas de pesadez. Decimos que algo se ha convertido en una gran carga para nosotros. O bien soportamos la carga o fracasamos y nos hundimos con ella, luchamos con ella, ganamos o perdemos. ¿Y Sabina? ¿Qué le había sucedido? Nada. Había dejado a un hombre porque sentía que debía hacerlo. ¿La había perseguido? ¿Había intentado vengarse de ella? No. Su drama no era un drama de pesadez, sino de ligereza. Lo que le había tocado no era la carga, sino la insoportable levedad del ser.

Kundera ha fallecido en París a los 94 años.

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El Renacer Espiritual de Oscar Wilde

Por 20/06/2023 Literatura
Tendría apenas 17 años cuando leí «De Profundis» (1897), una extensa carta escrita por el poeta y dramaturgo irlandés Oscar Wilde (1854-1900) durante su encarcelamiento en la prisión de Reading en 1897. La epístola, dirigida a quien fuera su amante, Lord Alfred Douglas, me impactó por lo conmovedor y honesto de sus reflexiones, que hasta cierto punto reflejan el renacer espiritual de Oscar Wilde y muchas de las temáticas abordadas a lo largo de su vida.
La obra comienza con una descripción de la relación de Wilde con Douglas y cómo la influencia de este último lo llevó a una vida de excesos y autodestrucción. Wilde analiza su propio carácter y reconoce sus defectos, así como el papel que desempeñó en su propia ruina.

El Estilo Estético y la Sátira Social

Pero a medida que avanza la carta, Wilde explora temas como la naturaleza del arte y su propia visión estética, que fueron constantes en su obra. Habla de la importancia de la belleza y la creatividad en su vida y cómo estos elementos se vieron afectados por su encarcelamiento. En obras como «El retrato de Dorian Gray» (1890), Wilde abrazó el movimiento estético de la época, que enfatizaba el poder redentor de la belleza y la experiencia sensorial.

«Las personas que sólo piensan en sí mismas son extraordinariamente aburridas. Nadie se salvará a sí mismo. El arte es un refugio del hombre egoísta. Sólo a través del arte podemos escapar de nosotros mismos y saber qué es lo que otra persona ve en nosotros. Sólo a través del arte podemos salir de nosotros mismos y saber lo que otro ser humano ve en nosotros. Me he hecho retratar bajo todas las formas posibles, y me he encontrado a mí mismo en cada una de ellas. Mi personalidad parece desvanecerse por completo en una sola línea de música, o de poesía, o de una representación teatral bien ejecutada, como si hubiese perdido toda su densidad en una luz radiante. Era como si el mundo entero se hubiese convertido en mi reflejo».

En «De Profundis» y en muchas de sus obras, Wilde también reflexiona sobre la sociedad y la moralidad victoriana, criticando la hipocresía y la falta de comprensión hacia los individuos que no se ajustan a las normas establecidas. Por ejemplo, así lo refleja este fragmento de «El alma del hombre bajo el socialismo» (1891):

«Durante mucho tiempo, el hombre ha vivido por debajo de su nivel espiritual, y la religión, la moral y el arte han sido solo las formas en las que ha tratado de hacerlo. No queremos más moralidad de la que existe actualmente. Nos encontramos, de hecho, en un periodo de peligro moral. Pero nuestro peligro no está en lo que hacemos, sino en lo que nos está sucediendo. No hay absolutamente nada que la gente no esté dispuesta a hacer cuando se le dice qué es lo correcto. Lo que no están dispuestos a hacer es cualquier cosa que se les pide que hagan en nombre de la moralidad. (…) El valor moral de un acto debe ser juzgado por el resultado de ese acto para el bienestar de la comunidad, y no por la apariencia de esa acción según la moralidad tradicional o la inmoralidad convencional.»

El Fino Humor y el Renacer del Espíritu

El escritor irlandés utilizaba la sátira para ridiculizar las convenciones sociales y la hipocresía de su época, y a menudo usaba el doble sentido y la ironía para crear un efecto humorístico y desafiar las expectativas del lector. Sus personajes a menudo intercambian réplicas rápidas y mordaces, cargadas de ironía y sarcasmo. En «El abanico de Lady Windermere» (1892), por ejemplo, Oscar Wilde utiliza el humor para cuestionar las convenciones sociales relacionadas con el matrimonio.

LADY WINDERMERE: (sorprendida) ¡Oh, sí! Nunca dejes que tus hijos se acerquen a ti si tienen la intención de casarse. La soportabilidad de tu esposa se reduce en proporción directa a la cantidad de amor que tuvo antes de casarse contigo. Es un hecho muy interesante que todos deberían conocer.

DUMBY: (con una sonrisa) Pero, ¿qué pasa si una mujer se casa varias veces?

LADY WINDERMERE: Entonces debería haber sido suficientemente inteligente para no hacerlo.

DUMBY: (riéndose) Pero, ¿cómo puedes saberlo antes de tiempo, Lady Windermere?

LADY WINDERMERE: (con una mirada astuta) Por experiencia, Dumby, por experiencia.

En «De Profundis», Wilde también expresa su sufrimiento y dolor durante su tiempo en prisión. Describe las condiciones inhumanas en las que vivía y la profunda soledad que experimentaba. Sin embargo, también encuentra una especie de redención y purificación a través de su sufrimiento, y reflexiona sobre cómo su experiencia en prisión le ha permitido crecer espiritualmente. A través de la introspección, el perdón y la apreciación de la belleza en situaciones difíciles, Wilde pudo experimentar un cambio profundo en su perspectiva y valores.

«Debo decir que, para mí, la prisión no ha sido en vano. He tenido el tiempo suficiente para mirar dentro de mí mismo, examinar mi vida y mis errores, y descubrir las verdades más profundas que antes no entendía. Ha sido en las sombras de la cárcel donde he encontrado la luz que tanto necesitaba.

El sufrimiento y la soledad han sido mis maestros. En el silencio de mi celda, he tenido la oportunidad de escuchar la voz de mi propia alma. He enfrentado mis demonios internos, mis deseos más oscuros y he confrontado mis debilidades. Y en ese proceso, he experimentado una transformación profunda.

La prisión me ha enseñado el valor del perdón y la compasión. He aprendido a perdonar a aquellos que me han causado dolor, incluyendo a mí mismo. He aprendido a comprender la fragilidad de la humanidad y a sentir empatía por aquellos que han caído en la oscuridad. Mi propio sufrimiento me ha permitido conectarme con el sufrimiento de los demás.¨

¨De Profundis¨ termina con una nota de perdón hacia Douglas y una expresión de esperanza en el futuro. Wilde muestra una cierta resignación y aceptación de su destino, pero también deja claro su deseo de redimirse y encontrar una nueva dirección en su vida. Una vida que terminó demasiado pronto, a los 46 años.

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Azorín y la Nostalgia del Pasado

Por 14/06/2023 Literatura
Recientemente celebramos los 150 años del nacimiento de José Martínez Ruiz, Azorín (Monóvar, 8 de junio de 1873 – Madrid, 2 de marzo de 1967), uno de los principales escritores españoles de la llamada generación del 98. Si bien su obra incluye ensayo, teatro, crítica literaria y periodismo, siempre se le recordará como uno de los precursores de la novela contemporánea, junto a Pío Baroja, Miguel de Unamuno y Ramón del Valle-Inclán.
Como contador de historias, las novelas de Azorín suelen carecer de una trama argumental convencional. En su lugar, se centran en la exploración de estados de ánimo, reflexiones y pensamientos íntimos, con nostalgia del pasado. A través de esta estructura más fragmentada, el autor busca transmitir una visión subjetiva y personal del mundo. Entre sus rasgos más personales como escritor, caben destacar:

Cuatro Señas de Identidad

Estilo poético y minimalista. Azorín empleaba un estilo sobrio y conciso en su escritura. Sus relatos se caracterizan por una economía de palabras, evitando descripciones excesivas y detalles superfluos. Utilizaba frases cortas y precisas para transmitir sus ideas y crear una atmósfera evocadora.
Al mismo tiempo, Azorín usaba una prosa poética, elegante y cuidada para transmitir sus ideas y emociones. Sus obras están impregnadas de lirismo, una profunda sensibilidad y una mirada introspectiva sobre la vida y el paso del tiempo.
En «La voluntad» (1902), por ejemplo, Azorín utiliza una prosa sencilla y lírica para describir un paisaje rural:

«El sol, alto, yacente, derramaba su luz vertical sobre la tierra de los sembrados. Las acequias resplandecían. Los perros, tumbados en el polvo de las calles, miraban el infinito. Las casas, las paredes, las montañas, los árboles, el horizonte, parecían esculpidos con el cincel de los días y de las horas.»

Cualquier tiempo pasado fue mejor. Uno de los temas recurrentes en la novela de Azorín es la nostalgia por un pasado perdido. A través de descripciones detalladas y evocadoras, el autor recrea ambientes y escenas que rememoran una España antigua, llena de tradiciones y belleza. Sus historias a menudo reflexionan sobre la decadencia y la tradición en contraste con la modernidad, así como sobre los problemas sociales y políticos de su tiempo. Esta temática confiere a su obra un tono melancólico y reflexivo, como en este fragmento de ¨La voluntad”.

«Y mientras avanzaba por las calles del viejo pueblo, el alma de Don Celestino se llenaba de un dulce y amargo sabor a recuerdos. Sus ojos se posaban en las fachadas desgastadas, en las plazas silenciosas, en las puertas que habían conocido tantas entradas y salidas, y una melancolía profunda lo envolvía.

Allí, donde alguna vez había jugado de niño, donde había soñado con un futuro lleno de posibilidades, ahora solo quedaba el eco de los días pasados. Las risas de los amigos se habían desvanecido, las voces familiares habían quedado en el eco del viento. Los campos que una vez florecieron con la vida y el trabajo de generaciones, ahora yacían en el olvido, cubiertos de maleza y abandono¨.

Esencia de paisajes y ambientes. A través de su prosa cuidadosa, Azorín retrataba los paisajes y ambientes con gran precisión. Sus descripciones detalladas y minuciosas transportan al lector a los escenarios que retrata, permitiéndole vivir una experiencia sensorial única. Por ejemplo, en «Castilla» (1912), Azorín hace esta descripción de la tierra de campos:

«El día había amanecido claro y sereno. La vastedad de la llanura se desplegaba ante mis ojos, infinita y desolada. Las tierras doradas se extendían hasta el horizonte, salpicadas aquí y allá por pequeños pueblos de casas bajas y blancas. El aire era seco y cálido, impregnado del aroma de los trigales maduros.

Caminaba por los caminos polvorientos, rodeado por la quietud y el silencio. A lo lejos, se alzaban solitarias las torres de las iglesias, testigos mudos de un pasado glorioso. Los cipreses, erguidos y oscuros, se alineaban en los cementerios, como guardianes melancólicos de los muertos¨.

Análisis introspectivo de los personajes. Azorín indagaba en los pensamientos y emociones de sus personajes, ofreciendo una visión profunda de su psicología. A menudo exploraba la soledad, la melancolía y la búsqueda de significado en la vida.
Un buen ejemplo es su obra «Don Juan» (1922), donde Azorín reinterpreta el famoso personaje literario desde una perspectiva introspectiva. A través de su prosa evocadora, explora los pensamientos y las motivaciones de Don Juan, revelando su soledad y su búsqueda de sentido en la vida.

«Don Juan, el seductor incorregible, el eterno viajero de amores y pasiones, llevaba consigo el peso de un pasado tumultuoso. Sus ojos, profundos y cansados, reflejaban la huella de innumerables encuentros y desencuentros. Detrás de su sonrisa enigmática se escondía la sombra de la soledad, una soledad que se volvía más aguda a medida que conquistaba corazones y dejaba tras de sí sus promesas vacías.

En el fondo de su alma, Don Juan albergaba una búsqueda constante de algo que escapaba a su alcance. ¿Era el amor verdadero lo que perseguía, o simplemente la confirmación de su irresistible poder de seducción? Se debatía entre la pasión y el hastío, entre el deseo insaciable y la insatisfacción perpetua.¨

Azorín, con su pluma llena de melancolía, retrató en cada palabra la belleza de lo efímero. Sus letras, impregnadas de añoranza, nos invitan a mirar atrás, a contemplar los días que se desvanecieron en el tiempo y a encontrar en ellos la esencia de lo que fuimos. Como él mismo dijo en una de mis citas favoritas, «la vida no es lo que uno vivió, sino lo que uno recuerda y cómo lo recuerda para contarla.»

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